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28.12.10

Jugando a Dr. House

Francesco Zaratti
Columna publicada en Página Siete - 27/12/2010


Ha ingresado una enferma a la unidad de diagnóstico médico del hospital, a cargo del famoso Dr. House: su nombre es Economía de Bolivia.

Aparentemente su enfermedad se manifiesta, como ha reconocido el propio Dr. House antes de salir de viaje, en un brazo del cuerpo, el sector de hidrocarburos, que se encuentra muy infectado. Por ese brazo se produce un derrame de 1.900 millones de dólares en cinco años de Gobierno, 666 millones sólo el presente año, suma que se ha ido en la importación de combustibles líquidos a pesar de las ingentes transfusiones de voluntarios del Brasil y la Argentina.

En ausencia del Dr. House, su Vice intenta un diagnóstico que, lejos de ser una pieza de lógica, desnuda todas las ambigüedades del equipo médico que tuvo a su cargo al paciente. Primeramente, el Vice reconoce que hay una enfermedad que se arrastra de tiempo atrás y que no ha sido adecuadamente tratada.

Luego admite la inutilidad de las transfusiones, echando la culpa a una común y corriente bacteria, llamada “contrabando”, capaz de resistir todos los remedios aplicados y causa aparente del derrame mencionado.

A continuación, el mismo Vice del Dr. House concede que hay otra causa de la enfermedad, de origen genético: el sistema de producción de la sangre no funciona, está inhibido. Pero no indica por qué. La realidad, que el Vice sabe pero que no menciona, es que la terapia anterior fue un fracaso debido a la improductividad de las medidas aplicadas desde hace cinco años (la “nacionalización”). No hay capacidad de producir la suficiente sangre para que el organismo se sane. ¿Culpa del 50% de IDH aplicado a los líquidos en declinación? ¿Consecuencia de los contratos “más duros del mundo”? ¿O de la ineficiencia de YPFB, un niño de cinco años que recién está aprendiendo a hablar y a gatear?

La terapia de shock aplicada, una vez perdida la oportunidad de aplicar la gradualidad que tan buen resultado ha dado hasta ahora en otros órganos delicados (el bolsín), recuerda la de un maestro de las crisis, el Dr. Víctor Paz y su 21060. Hay que sincerarse con el paciente, cortando el brazo infectado. Pero el Vice decide que no se corte del todo, por razones estéticas, con el grave riesgo de que la bacteria del contrabando se anide en ese mojón que ha quedado expuesto a su ataque (el GLP). Es la terapia del Decreto Supremo 748, o gasolinazo de San Esteban, traumática y necesaria a estas alturas de la infección.

Queda la gran pregunta: ¿cómo evolucionará el paciente? A la espera del regreso del Dr. House, es evidente que el DS 748 no ayudará a solucionar el problema de raíz. Aumentará los anticuerpos con una inyección de IEHD (el impuesto especial a los hidrocarburos y derivados) al organismo debilitado pero no impactará en las células productivas, con el grave riesgo adicional de que siga la infección del contrabando localizada en el GLP.

Evidentemente se ha sincerado la terapia, pero no se ha considerado la posibilidad que la infección se haya diseminado en todo el cuerpo y que la hemorragia se manifieste en otros órganos, como el sector de los productos agrícolas. Se espera que algún verdadero Dr. House de la economía pudiera intentar diagnosticar esa enfermedad más compleja que, me temo, no desaparecerá con la amputación del brazo.

Por lo pronto quedan las cicatrices de la demagogia, resultado de una política que zarandea a la economía, con fines cortoplacistas y electorales, descuidando la intervención oportuna y dolorosa, pero benéfica a largo plazo. Con esta experiencia, algún cambio en ese hospital parece más que necesario.

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