Alberto Mosquera.Es director de Visión Mundial en Bolivia, una
organización no gubernamental cristiana que impulsa el desarrollo
comunitario y económico en municipios rurales del territorio nacional a
fin de generar mejores condiciones de vida para miles de niños y sus
familias. Los planes y programas de asistencia técnica, agricultura y
otras iniciativas benefician a unas 4.000 familias; los proyectos son
elaborados en consenso con las comunidades que determinan prioridades.
— Una década después regresa a Bolivia a trabajar otra vez en la ONG Visión Mundial, ¿qué opina y cómo asume el reto?
— Visión Mundial es una institución cristiana de desarrollo
comunitario, de apoyo en emergencias. Creo que uno debe estar donde hay
necesidades y pobreza, no digo que no las haya en Ecuador (de donde
llega), pero en Bolivia hay mucho que debemos hacer como organizaciones
no gubernamentales (ONG) y una tarea pendiente que es trabajar con el
Gobierno. Si uno mira la situación de nuestros pueblos indígenas, en los
sectores urbano marginales, nos da una breve idea del trabajo
pendiente. Si bien el Gobierno ha hecho una serie de leyes en favor de
la niñez, como la Ley 214 en la que declara a 2012 como el Año de la No
Violencia a la Niñez, es un tema pendiente. Acabamos de hacer un estudio
en 14 municipios en conversación directa con niños y niñas para
preguntarles cómo se sienten con relación a sus derechos y es
impresionante escuchar que nueve de cada diez han sido violentados de
alguna manera; situaciones muy críticas como trabajo, maltrato,
violencia, abuso, trata y tráfico...
— ¿Estos 14 municipios en qué áreas se encuentran ubicados?
— Están en Santa Cruz, Cochabamba, Oruro y La Paz. Es una muestra
representativa. La mayoría son municipios rurales, pero eso no escapa a
lo que puede ocurrir en las ciudades. Habría que dar una mirada más
profunda porque hay violencia en el hogar, en la escuela (en toda la
comunidad educativa) y la violencia de la sociedad en general.
— Para que los niños tengan mejores condiciones, ¿en qué programas trabajan?
— Como adultos estamos obligados a crear espacios para los niños, para
complementar con sistemas formales de denuncia. Hay diferentes tipos de
violencia: física, psicológica (...) y la violencia económica donde la
estructura y situación financiera de la familia impide que los niños
estén bien alimentados, tengan buen acceso a la salud, a la escuela; o
les lleva a trabajar para suplir estos aspectos. Queremos que los niños
estén bien cuidados, protegidos y tengan una plenitud de vida y eso pasa
por crear buenas condiciones. “Una niñez protegida es promotora de una
sociedad más justa” es el slogan de una campaña que lanzamos. Hay que
invertir en este grupo etáreo de la población porque son el presente.
— ¿En qué municipios trabajan?
— Estamos en siete departamentos, excepto en Beni y Pando por
cuestiones administrativas y distancia. Respondemos a una lectura de la
pobreza (extrema) como en el norte de Potosí y el altiplano de Oruro y
Cochabamba. Ahí trabajamos en coordinación con los gobiernos
municipales, la comunidad educativa, los niños y niñas y otras ONG que
están en la zona para evitar duplicar esfuerzos. Apoyamos directamente a
12 mil niños y me animaría a decir que 200 mil niños son beneficiados
con nuestros programas.
— En los
programas de desarrollo económico apuestan por alimentos, agua y apoyo a
emprendimientos para mejorar las condiciones de vida de las familias,
lo que repercute en los niños, ¿qué resultados hay?
— Más que una oferta institucional creemos que es importante escuchar
la voz de los pueblos, de las comunidades, de los niños en los temas
que ellos destacan. Si se revisan las estadísticas del país tenemos un
sinnúmero de municipios donde la tasa de mortalidad pasa de 100 x 1.000
(nacidos vivos). ¿Cómo en pleno siglo XXI tenemos estos problemas? Vemos
que las mamás, por su situación económica, no tienen posibilidades de
una buena alimentación y esto repercute en la mortalidad.
Tenemos como brazo financiador a la Fundación Boliviana para el
Desarrollo (Fubode). Poseemos unos 60 mil clientes con una línea de
crédito con intereses mínimos con relación a lo que ofrece el mercado,
para el que no tiene un garante o el que a duras penas obtuvo su carnet
de identidad o no tiene una casa o un bien para hipotecarlo. Apostando a
las buenas iniciativas de trabajo.
— ¿Y en agricultura?
— Las personas que viven en las comunidades tienen ventajas porque
siempre hay iniciativas para mejorar algo. En Tacopa se han hecho
invernaderos para escuelas; es parte de un programa de sostenibilidad y
seguridad alimentaria. En Oruro se capacita a los agricultores en cómo
generar sus propias semillas aptas para la condiciones de la zona. Los
programas benefician a unas cuatro mil familias. Lo importante es que
hablamos con la comunidad.
— ¿Y qué pide la comunidad?
— Por ejemplo corregir el sistema de agua o proveer de agua a la
escuela. Los proyectos no pasan por la oferta institucional, sino por la
demanda de necesidades de las comunidades donde invertir.
— El agua es fundamental
— Hay obras que son demasiado costosas y nos asociamos con los
gobiernos municipales. Hay que hacer esfuerzos conjuntos, ser más
imaginativos, ceñirnos a la realidad. El principal garante de la niñez
es el Estado. Para ingresar a un municipio vemos estadísticas de salud,
educación, falta de infraestructura básica y pobreza. El trabajo se
tiene que hacer en conjunto con el municipio, la comunidad y la
institución. Es una responsabilidad de todos, también de las empresas.
Perfil
Nombre: Alberto Mosquera López
Profesión: Ingeniero en Negocios
Cargo: Director Nacional de Visión Mundial en Bolivia
Experto en administración
Nació en Ibarra a 300 kilómetros de Quito, capital de Ecuador, cerca de
la frontera con Colombia. Realizó sus estudios en la Universidad
Tecnológica y Comercial en Ingeniería de Negocios; luego cursó una
maestría en Gestión de Calidad y Productividad en la Escuela Politécnica
del Ejército. Vivió en Bolivia 11 años desde 2000 y realizó una
maestría en Gestión de Políticas Sociales en la Universidad Mayor de San
Simón (Bolivia). Trabajó en tres instituciones: diez años en Visión
Mundial en Ecuador (1980-1990); en Toyota Ecuador durante otra década en
varias áreas. En 2000 se vinculó a la KNH Ecuador y Bolivia. Y hace un
mes es Director Nacional de Visión Mundial en el país.
Svetlana Salvatierra
Publicado en El Financiero-La Razón
18 noviembre 2012.
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