Son las 06.35 y Aerocon alza vuelo; una hora de La
Paz a Trinidad, escala obligada para visitar Baures. Otra hora de vuelo
en avioneta desde Machupo y se llega a la capital del chocolate
silvestre, la rentable “bebida de los dioses” del bosque amazónico.
El verano es incomparable en este municipio beniano, frontera con Brasil. Más de 35 grados crean el ambiente cálido para acoger a los participantes de la IV Feria del Chocolate Silvestre. Empresarios, recolectores y productores de Baures, Huacaraje y San Ignacio de Moxos ofrecen pasta y tabletas de chocolate elaborado de forma artesanal y semiindustrial.
Mientras negocios se concretan en el evento, una comitiva de recolectores y periodistas viaja a la comunidad Alta Gracia. Se cruza el Río Negro en un pontón sostenido por alambres. En sus orillas lavan ropa las mujeres. Días atrás se ahogó una persona y mataron a un lagarto en sus oscuras aguas, comentan los lugareños.
De a poco se ingresa en el bosque, la
espesura se traga la luz y el calor se hace más intenso. Hora de bajar
de la camioneta y caminar. Los mosquitos no dejan de rondar y picar.
“Sólo nosotros sabemos cuán sacrificado, cuán difícil es ir al
chocolatal a recolectar la mazorca”, dice Ángel Yanssen.
Durante la cosecha deben vivir una semana en las pascanas de las islas.
“Un brote, pero está muy abajo en el árbol”, comenta. En noviembre las
verdes mazorcas se convertirán en amarillas, las codiciadas. “Un gran
problema son los monos y los loros; se comen las mejores”, agrega el
recolector.
Con la capacitación técnica del Centro de
Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) y la Fundación Amigos
de la Naturaleza (FAN), los miembros de la Asociación de Recolectores y
Productores de Baures (AREPCAB), unas 110 familias, de cinco
comunidades, aprendieron a mejorar la producción. Podan los árboles y
limpian la maleza. La Alcaldía de Baures invierte en el mantenimiento de
los caminos vecinales y de ingreso a los chocolatales.
Entre enero y marzo la recolección, que tiene carácter familiar, se
incrementa. “Este año hay más mosquitos y es señal de que la cosecha
será buena”, expresa Yanssen. Él también es subalcalde de su comunidad.
35 familias viven en Alta Gracia. En las comunidades de Jasiaquiri, El
Cairo, San Francisco y Tujuré igual se alistan para la época de lluvias,
cuando más deben cosechar.
La isla Catiene es la más
grande, le sigue San Carlos. Vecina de éstas, es la isla Sal si Puedes.
Hay 51 en más de 5.000 hectáreas.
En el libro El
cacao en Bolivia, una alternativa económica de base campesina indígena,
de Óscar Bazoberry y Coraly Salazar, se prevé que para 2037 “6.000
familias aprovechen 12.115 hectáreas de producción de cacao silvestre y
comercialicen 1.672 toneladas métricas, con un valor aproximado de $us
2,7 millones”.
Vanesa Mendoza, del CIPCA, aclara
que cualquier persona puede acceder a los cacaotales silvestres. Una
ordenanza municipal manda esa libertad. Además, las estancias ganaderas
dan paso a los árboles. Está prohibido cortar los árboles, aunque los
chaqueos aún son un problema.
“El control social es
bastante efectivo, especialmente para evitar la tala de mara”, indica el
alcalde de Baures, Juan Ágreda, dos veces consecutivas electo.¿Es
rentable? Sí, es la respuesta de los participantes en la feria. Hace una
década, por una arroba de cacao silvestre, el acopiador pagaba Bs 50.
Hoy, la arroba de un grano de calidad, que cuida el proceso de cosecha,
fermentado, secado y acopiado, vale Bs 280. El precio mínimo es Bs 240.
El valor sube si se venden juntas diez o más arrobas, asegura Julia
Moreno Sosa, de la comunidad San Francisco. “Pero hay gente que necesita
dinero y el comerciante le paga Bs 150 por la venta adelantada”.
“El cacao silvestre tiene mejor contenido de grasa y aroma, y sale un
cacao premium de edición limitada”, destaca Juan Carlos Gutiérrez,
asesor técnico y encargado de logística y transporte de la empresa
REPSA. Sus clientes están en Suiza. Lamenta que Bolivia no esté entre
los grandes competidores (Costa de Marfil, Ghana) porque la inversión
requerida es alta, en especial en la cadena de frío.
Puede crecer en el “mercado de intangibles”, “de quienes pagan un poco
más al saber que es chocolate silvestre, de comunidades indígenas, con
una historia de conservación del bosque amazónico, de valoración local”,
subraya Alfonso Llobet, de la FAN. Gutiérrez es contundente: “Una
tableta de 100 gramos de cacao convencional en Europa cuesta unos 15
euros ($us 19) y el silvestre 27 euros ($us 34)”. Otro dato comparativo:
una tonelada de cacao híbrido se vende entre $us 700 y $us 1.200 y la
silvestre supera los $us 2.500. “Tienen cultura chocolatera y 100 años
de experiencia en el proceso del chocolate”, compara.
“Esta riqueza que Dios nos dio, no hay que dejarla, la gente tiene que
aprender a mejorar con el chocolate”, dice Mario Roca Terrazas, quien
hace tres meses creó su pequeña empresa La Morenita.
Afianzan comercialización del cacao
Roly Imanareico, presidente de AREPCAB, espera que pronto la
organización, conformada hace dos años, obtenga su personería jurídica;
ya lograron definir sus estatutos y reglamentos internos. Su meta es
mejorar la producción y comercialización del grano de cacao silvestre.
Una planta industrializadora es parte del sueño.
Ciento diez familias en cinco comunidades son capacitadas por la FAN,
con algunas actividades que son coordinadas con CIPCA y la Alcaldía de
Baures. Alfonso Llobet precisa que esta institución readecuó su trabajo
porque avanza la fase de mejoramiento de calidad y cantidad de grano.
Lorenza Orotare, de la comunidad
El Cairo, afirma que
“ahora sabemos obtener una buena pepa porque eso exigen las empresas”.
El reto está en fortalecer la organización de las comunidades para que
se consoliden como empresas comunales. El siguiente paso es buscar
mercados diferenciales que paguen el plus de un producto de calidad del
bosque amazónico.
Sistemas agroforestales impulsan el desarrollo
Baures es el municipio con mayor superficie de
cacao silvestre cultivado, con 5.327 hectáreas, según diversos estudios y
dos organizaciones no gubernamentales que coordinan con la Alcaldía
proyectos que aportan al desarrollo económico local luego de identificar
a este fruto como el segundo producto de valor amazónico, después del
ganado vacuno.
“Baures existe y exige inversiones
para proyectos productivos. Hay el potencial y necesitamos apoyo a los
proyectos agroforestales que cambiarán la calidad de vida a las familias
indígenas y campesinas”, enfatizó el alcalde Juan Ágreda en la IV Feria
del Chocolate Silvestre, realizada el 10 y 11 de noviembre.
Un sistema agroforestal apoya la sostenibilidad de la producción, la
seguridad y soberanía alimentaria, la adaptación al cambio climático, la
mitigación de los gases de efecto invernadero, la producción de energía
y la protección de los recursos naturales.
Por ese
motivo, Silvia Cita Cuéllar, presidenta de la organización agroforestal
de la Amazonía Sur de la provincia Moxos, asegura que es necesario el
fortalecimiento de las comunidades en el sur de San Ignacio de Moxos
(680 familias) para que mejore su actividad económica dirigida a mejorar
el precio del grano de cacao. Consiguieron financiamiento para la
construcción de la segunda fase de una planta industrializadora.
“Beni productivo” es la meta de la Gobernación del Beni, señaló Rafael
Pabón. Hace un par de semanas se definió que el azúcar y leche son los
productos que tendrán una inversión prioritaria en ese departamento. El
cacao silvestre tendrá que esperar, aunque saben que es una oportunidad
de negocio rentable. No descartó la construcción de una planta
industrializadora en Baures, similar a la de San Ignacio de Moxos.
“Depende de obtener financiamiento”, precisó el especialista.
Para CIPCA, el cacao silvestre está identificado como un potencial
económico importante para distintas regiones del país. Pero apoyan a las
comunidades en otras necesidades, subrayó Vanesa Mendoza. Recién
ingresaron en lo que es el ganado de ovejas sin pelo. Los resultados
iniciales muestran que en Alta Gracia vendieron un kilo de carne en Bs
12.
Svetlana Salvatierra
Publicado en El Financiero - La Razón
18 noviembre 2012
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