10 horas de viaje nocturno de La Paz a Uyuni; otras dos más hasta la isla Incahausi, tienen su regalo: la energía del indescriptible salar de Uyuni, imprescindible para continuar viaje por agrestes caminos donde los lipeños tenazmente cultivan la quinua real.
“Según los reportes del Servicio de Meteorología, de las estaciones de Colcha K, Uyuni y San Agustín, llovía una media de 180 litros por metro cuadrado al año. Era normal. Ahora ha bajado a menos de 100”, indicó el coordinador del Programa Lípez, Estanislao Quispe.
Este hecho impacta aún más en la producción de la quinua real, que este año prevén será menor. En la década del 70, en el siglo pasado, los quinueros defendieron a este grano como único de Bolivia y evitaron que sea patentado por un estadounidense. Hoy, empresarios, asociaciones de productores, la mancomunidad de municipios y la cooperación de Cáritas Dinamarca, a través del Centro Inti, apuestan por la investigación del grano y para utilizar eficientemente el escaso recurso de agua existente en la tierra de los Lípez, en Potosí.
En Santiago de Chuvica, a tres horas del salar de Uyuni, está la parcela donada por la comunidad para la investigación en riego. El tesista de Agronomía de la Universidad Tomás Frías de Potosí, nacido en esa zona, Vidal Calcina, adelanta que el riego por goteo logró resultados óptimos, casi duplica la producción de la quinua real, en su variedad blanca.
Desde la siembra hasta la cosecha, que empieza en marzo, pasan ocho meses, tiempo en el cual el cultivo de una parcela de 450 metros cuadrados necesita riego cinco veces y un total de 125 litros de agua.
“Es una planta noble y muy saludable”, subrayó Quispe.
Sólo se necesita un pozo y sacar agua con una bomba para regar esa superficie. Pero hay que invertir en la perforación y en la compra de la máquina y en el combustible para su funcionamiento. La única estación de servicio se halla en Uyuni. También allí se distribuyen las garrafas de gas. Pero no se verá pasar a los camiones gaseros por esos caminos de tierra. Tampoco hay torres ni cables de energía eléctrica del Sistema Interconectado Nacional.
A pesar de la falta de energía eléctrica, en San Juan, a tres horas de Chuvica, Mercedes Chaparro sigue en su emprendimiento. “Soy una productora de quinua y la estoy transformando en galletas, alfajores, empanadas y tortas rellenas de durazno”, destacó la microempresaria.
Tardo tres días en conseguir tres garrafas de GLP para hacer funcionar el horno y la máquina amasadora. Cada garrafa le cuesta 35 bolivianos.
“Tengo un proyectito más grande para una pequeña planta, en eso estoy trabajando para no perder a mis clientes”. Los turistas compran sus paquetes que llegan cada jueves a Uyuni. Único punto de venta.
Comercio. La producción de quinua es fundamental para la economía y alimentación de comunidades de Potosí, Oruro y La Paz; además que permite a Bolivia ser productor mundial con el 46%, lejos del 30% de Perú y 10% de Estados Unidos.
El 2009 se exportó un valor de $us 43.156.000 por la venta de 14.521 toneladas de quinua, debido a los altos precios internacionales que pagan los principales compradores: Estados Unidos, Francia, los Países Bajos y Alemania.
Potosí fue el segundo departamento exportador después de Oruro. La diferencia es que vende quinua real orgánica, originaria de los Lípez, y el resto, quinua dulce.
La tierra de los Lípez la protege
La quinua real se caracteriza por tener el grano grande dentro de su especie, de 2 a 2,5 mm de diámetro. Es cultivo único del mundo, en la región de los Lípez, alrededor del salar de Uyuni. Investigaciones de restos encontrados en Aguaquiza confirman que su antigüedad data del 1310 después de Cristo.
Riego por goteo es clave
Una investigación iniciada hace dos años da como primer resultado que el riego por goteo es más efectivo que el de aspersión.
La cosecha dio un rendimiento de 18 quintales por hectárea utilizando riego por goteo; por aspersión se obtuvo 12 quintales.
“En los cultivos normales (sin riego y dependiendo de la lluvia) en los últimos años bajó mucho el rendimiento y cosechan de 8 a 10 quintales por hectárea. Eso es muy bajo”, aseguró Vidal Calcina.
Señaló que este tipo de riego ya se está replicando en algunos cultivos, según las opciones de contar con recursos para esta inversión.
“Hay un documento en el municipio de Colcha K. Los comunarios ya saben y conocen los resultados y se espera que se copien”, apuntó.
“El problema es que no tenemos energía, ojalá que al año pueda haber opciones para comprar bombitas sumergibles que son más baratas”, agregó Calcina, quien realiza la investigación en Santiago de Chuvica, población que se halla en el camino a San Juan del Rosario, Avaroa, frontera con Chile.
En las otras comunidades de las provincias potosinas Daniel Campos, Nor Lípez y Enrique Baldivieso, también dedicadas al cultivo de ecotipos de quinua real, destacan las formas a secano y en cerro, con tecnología agrícola ancestral y manual. En algunos lugares pueden aprovechar las aguas de las montañas y en otros de los bofedales cercanos.
La industria quinuera enfrenta a la burocracia
En las grandes extensiones de tierra del altiplano potosino, brillan los tonos rojos y amarillos de la quinua real, lista para ser cosechada y convertirse en materia prima para La Panoja Ltda., ubicada en Villa Alota.
La pequeña empresa se dedica a producir barras energéticas Riquín, QuinuaCoa instantánea (quinua, cocoa y leche) y grajeas de chocolate GraQuin. Producidos y envasados en base a estrictas normas de higiene.
“Esto lo pensamos el 2003, no podíamos quedarnos con producir sólo la quinua. Si bien sale a diferentes partes del país y el mundo, con mi familia decidimos hacer productos de quinua. Habían organizaciones no gubernamentales que apoyaban en nuestra provincia, pero todo empezó por decidirnos. Nos animamos. Esto no fue fácil”, relató el representante legal, Celestino Cruz.
“Hasta ahora hemos llegado hasta aquí, pero falta”, enfatizó su esposa María.
Cumplieron con todos los requisitos para formar una empresa, registrarla y tener los permisos y licencias correspondientes. También cuentan con NIT y facturas. Y a los envases no les falta el código de barras. “Sólo nos falta el registro sanitario del Senasag. Dijeron que en mayo estará listo”, indicó Cruz.
Mensualmente pueden llegar a producir 500 barras energéticas y 3.500 bolsas de cada uno de los otros productos.
Por el momento, fabrican para vender en las ferias especializadas, en su región, en lugares turísticos como Uyuni.
Ya lograron un pedido de 800 kilos de una empresa distribuidora. Cruz, agregó que “todavía no estamos en el desayuno escolar, pero tenemos productos buenos para el crecimiento de los niños”.
Otra vez el obstáculo es el registro que debe entregar el Senasag y que está demorado. La oficina central de esta entidad estatal está en Beni y la departamental en la capital de Potosí. El transporte de pasajeros ingresa y sale dos veces a la semana de Alota.
Mientras tanto, a María le preocupa vender los productos que provienen de los cultivos orgánicos de su comunidad.
“Las barras energéticas tienen miel de abeja y el producto envasado dura 8 meses; las grajeas de chocolate 6 meses” y añade que tienen análisis bromatológicos.
Una microempresa promueve la repostería
Galletas de quinua, alfajores, empanadas y tortas se elaboran en San Juan, aledaña al salar de Uyuni, en la microempresa de Mercedes Chaparro. Invita las deliciosas galletas, destaca las bondades de los ingredientes, pero la receta es un secreto. Genera empleo para cinco personas. Si le faltan manos, paga Bs 50 por día a los galleteros.
Alimento esencial que está en la dieta de los lipeños
María Chaparro se dedica a tostar la quinua en una pequeña batea de fierro y dejarla lista para el uso en la cocina diaria. El fuego de la leña es la única energía que puede utilizar para que en cinco minutos, el grano logre un color dorado y luego lo deposite en un recipiente de piedra. Después empezará a molerla con el fin de obtener harina.
Oportunidades ganadas en rueda de negocios
En junio del año pasado, La Panoja Ltda. participó en una rueda de negocios en Iquique, Chile, logrando acuerdos de compra de los productos alimenticios hechos con quinua real. Han avanzado cumpliendo con todos los requisitos exigidos para formalizarse, exportar, generar empleo y crecer; pero están detenidos por demoras del Senasag.
Empleo para jóvenes depende de más empresas
Las pequeñas empresas y microempresas que se crean en las provincias lipeñas aportan a la generación de empleo para los jóvenes de sus comunidades. Sí pueden lograr el éxito en los mercados nacionales y en los extranjeros, entonces ofrecerán permanencia y aportarán a una mejora de la calidad de vida, aseguran en los Lípez.
Hay un lugar prohibido para pijchear
S í, en Potosí hay una pequeña fábrica, en Alota a donde se llega en casi dos días desde La Paz. En la sala de envasado destaca en color rojo, una señal: “Prohibido pijchear”. Tiene una hoja de coca tachada en medio de la conocida circunferencia roja.
Es que nada puede alterar el producto que está siendo envasado, según las normas sanitarias en la producción de alimentos en el país. Cierto que no hay una norma que prohíba el masticado de la coca, pero en esta pequeña empresa es norma básica.
Además que allí, no se puede ingresar si el cabello está suelto y sin gorro, y el barbijo es esencial. Sí, exactamente igual a cualquier gran empresa de alimentos en las grandes ciudades capitales.
Los grandes planes de capacitación para el área rural que siguen en los escritorios de los ministerios que deben apoyar el desarrollo rural, productivo, etc, si se ejecutan, llegarán tarde a este lugar.
Svetlana Salvatierra Frontanilla
“Según los reportes del Servicio de Meteorología, de las estaciones de Colcha K, Uyuni y San Agustín, llovía una media de 180 litros por metro cuadrado al año. Era normal. Ahora ha bajado a menos de 100”, indicó el coordinador del Programa Lípez, Estanislao Quispe.
Este hecho impacta aún más en la producción de la quinua real, que este año prevén será menor. En la década del 70, en el siglo pasado, los quinueros defendieron a este grano como único de Bolivia y evitaron que sea patentado por un estadounidense. Hoy, empresarios, asociaciones de productores, la mancomunidad de municipios y la cooperación de Cáritas Dinamarca, a través del Centro Inti, apuestan por la investigación del grano y para utilizar eficientemente el escaso recurso de agua existente en la tierra de los Lípez, en Potosí.
En Santiago de Chuvica, a tres horas del salar de Uyuni, está la parcela donada por la comunidad para la investigación en riego. El tesista de Agronomía de la Universidad Tomás Frías de Potosí, nacido en esa zona, Vidal Calcina, adelanta que el riego por goteo logró resultados óptimos, casi duplica la producción de la quinua real, en su variedad blanca.
Desde la siembra hasta la cosecha, que empieza en marzo, pasan ocho meses, tiempo en el cual el cultivo de una parcela de 450 metros cuadrados necesita riego cinco veces y un total de 125 litros de agua.
“Es una planta noble y muy saludable”, subrayó Quispe.
Sólo se necesita un pozo y sacar agua con una bomba para regar esa superficie. Pero hay que invertir en la perforación y en la compra de la máquina y en el combustible para su funcionamiento. La única estación de servicio se halla en Uyuni. También allí se distribuyen las garrafas de gas. Pero no se verá pasar a los camiones gaseros por esos caminos de tierra. Tampoco hay torres ni cables de energía eléctrica del Sistema Interconectado Nacional.
A pesar de la falta de energía eléctrica, en San Juan, a tres horas de Chuvica, Mercedes Chaparro sigue en su emprendimiento. “Soy una productora de quinua y la estoy transformando en galletas, alfajores, empanadas y tortas rellenas de durazno”, destacó la microempresaria.
Tardo tres días en conseguir tres garrafas de GLP para hacer funcionar el horno y la máquina amasadora. Cada garrafa le cuesta 35 bolivianos.
“Tengo un proyectito más grande para una pequeña planta, en eso estoy trabajando para no perder a mis clientes”. Los turistas compran sus paquetes que llegan cada jueves a Uyuni. Único punto de venta.
Comercio. La producción de quinua es fundamental para la economía y alimentación de comunidades de Potosí, Oruro y La Paz; además que permite a Bolivia ser productor mundial con el 46%, lejos del 30% de Perú y 10% de Estados Unidos.
El 2009 se exportó un valor de $us 43.156.000 por la venta de 14.521 toneladas de quinua, debido a los altos precios internacionales que pagan los principales compradores: Estados Unidos, Francia, los Países Bajos y Alemania.
Potosí fue el segundo departamento exportador después de Oruro. La diferencia es que vende quinua real orgánica, originaria de los Lípez, y el resto, quinua dulce.
La tierra de los Lípez la protege
La quinua real se caracteriza por tener el grano grande dentro de su especie, de 2 a 2,5 mm de diámetro. Es cultivo único del mundo, en la región de los Lípez, alrededor del salar de Uyuni. Investigaciones de restos encontrados en Aguaquiza confirman que su antigüedad data del 1310 después de Cristo.
Riego por goteo es clave
Una investigación iniciada hace dos años da como primer resultado que el riego por goteo es más efectivo que el de aspersión.
La cosecha dio un rendimiento de 18 quintales por hectárea utilizando riego por goteo; por aspersión se obtuvo 12 quintales.
“En los cultivos normales (sin riego y dependiendo de la lluvia) en los últimos años bajó mucho el rendimiento y cosechan de 8 a 10 quintales por hectárea. Eso es muy bajo”, aseguró Vidal Calcina.
Señaló que este tipo de riego ya se está replicando en algunos cultivos, según las opciones de contar con recursos para esta inversión.
“Hay un documento en el municipio de Colcha K. Los comunarios ya saben y conocen los resultados y se espera que se copien”, apuntó.
“El problema es que no tenemos energía, ojalá que al año pueda haber opciones para comprar bombitas sumergibles que son más baratas”, agregó Calcina, quien realiza la investigación en Santiago de Chuvica, población que se halla en el camino a San Juan del Rosario, Avaroa, frontera con Chile.
En las otras comunidades de las provincias potosinas Daniel Campos, Nor Lípez y Enrique Baldivieso, también dedicadas al cultivo de ecotipos de quinua real, destacan las formas a secano y en cerro, con tecnología agrícola ancestral y manual. En algunos lugares pueden aprovechar las aguas de las montañas y en otros de los bofedales cercanos.
La industria quinuera enfrenta a la burocracia
En las grandes extensiones de tierra del altiplano potosino, brillan los tonos rojos y amarillos de la quinua real, lista para ser cosechada y convertirse en materia prima para La Panoja Ltda., ubicada en Villa Alota.
La pequeña empresa se dedica a producir barras energéticas Riquín, QuinuaCoa instantánea (quinua, cocoa y leche) y grajeas de chocolate GraQuin. Producidos y envasados en base a estrictas normas de higiene.
“Esto lo pensamos el 2003, no podíamos quedarnos con producir sólo la quinua. Si bien sale a diferentes partes del país y el mundo, con mi familia decidimos hacer productos de quinua. Habían organizaciones no gubernamentales que apoyaban en nuestra provincia, pero todo empezó por decidirnos. Nos animamos. Esto no fue fácil”, relató el representante legal, Celestino Cruz.
“Hasta ahora hemos llegado hasta aquí, pero falta”, enfatizó su esposa María.
Cumplieron con todos los requisitos para formar una empresa, registrarla y tener los permisos y licencias correspondientes. También cuentan con NIT y facturas. Y a los envases no les falta el código de barras. “Sólo nos falta el registro sanitario del Senasag. Dijeron que en mayo estará listo”, indicó Cruz.
Mensualmente pueden llegar a producir 500 barras energéticas y 3.500 bolsas de cada uno de los otros productos.
Por el momento, fabrican para vender en las ferias especializadas, en su región, en lugares turísticos como Uyuni.
Ya lograron un pedido de 800 kilos de una empresa distribuidora. Cruz, agregó que “todavía no estamos en el desayuno escolar, pero tenemos productos buenos para el crecimiento de los niños”.
Otra vez el obstáculo es el registro que debe entregar el Senasag y que está demorado. La oficina central de esta entidad estatal está en Beni y la departamental en la capital de Potosí. El transporte de pasajeros ingresa y sale dos veces a la semana de Alota.
Mientras tanto, a María le preocupa vender los productos que provienen de los cultivos orgánicos de su comunidad.
“Las barras energéticas tienen miel de abeja y el producto envasado dura 8 meses; las grajeas de chocolate 6 meses” y añade que tienen análisis bromatológicos.
Una microempresa promueve la repostería
Galletas de quinua, alfajores, empanadas y tortas se elaboran en San Juan, aledaña al salar de Uyuni, en la microempresa de Mercedes Chaparro. Invita las deliciosas galletas, destaca las bondades de los ingredientes, pero la receta es un secreto. Genera empleo para cinco personas. Si le faltan manos, paga Bs 50 por día a los galleteros.
Alimento esencial que está en la dieta de los lipeños
María Chaparro se dedica a tostar la quinua en una pequeña batea de fierro y dejarla lista para el uso en la cocina diaria. El fuego de la leña es la única energía que puede utilizar para que en cinco minutos, el grano logre un color dorado y luego lo deposite en un recipiente de piedra. Después empezará a molerla con el fin de obtener harina.
Oportunidades ganadas en rueda de negocios
En junio del año pasado, La Panoja Ltda. participó en una rueda de negocios en Iquique, Chile, logrando acuerdos de compra de los productos alimenticios hechos con quinua real. Han avanzado cumpliendo con todos los requisitos exigidos para formalizarse, exportar, generar empleo y crecer; pero están detenidos por demoras del Senasag.
Empleo para jóvenes depende de más empresas
Las pequeñas empresas y microempresas que se crean en las provincias lipeñas aportan a la generación de empleo para los jóvenes de sus comunidades. Sí pueden lograr el éxito en los mercados nacionales y en los extranjeros, entonces ofrecerán permanencia y aportarán a una mejora de la calidad de vida, aseguran en los Lípez.
Hay un lugar prohibido para pijchear
S í, en Potosí hay una pequeña fábrica, en Alota a donde se llega en casi dos días desde La Paz. En la sala de envasado destaca en color rojo, una señal: “Prohibido pijchear”. Tiene una hoja de coca tachada en medio de la conocida circunferencia roja.
Es que nada puede alterar el producto que está siendo envasado, según las normas sanitarias en la producción de alimentos en el país. Cierto que no hay una norma que prohíba el masticado de la coca, pero en esta pequeña empresa es norma básica.
Además que allí, no se puede ingresar si el cabello está suelto y sin gorro, y el barbijo es esencial. Sí, exactamente igual a cualquier gran empresa de alimentos en las grandes ciudades capitales.
Los grandes planes de capacitación para el área rural que siguen en los escritorios de los ministerios que deben apoyar el desarrollo rural, productivo, etc, si se ejecutan, llegarán tarde a este lugar.
Svetlana Salvatierra Frontanilla
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