En una entrevista con el periódico mexicano La Jornada, el Vicepresidente Alvaro García Linera, aclara en tres puntos porque le interesa al MAS que la carretera por el Tipnis se construya.
El primero y el segundo repiten el discurso gubernamental creado con ese fin: la carretera va a garantizar acceso a servicios básicos y que "por primera vez" se conectara el altiplano con la Amazonia. Si en el siglo pasado las instituciones estatales, nacionales y municipales no cumplieron con ese mandato, me pregunto si una carretera lo hará y obligará a que las autoridades de todos los niveles destinen fondos y elaboren proyectos para mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas. Como paceña puedo señalar que ese ideal de conexión del altiplano con la Amazonia es un sueño que no avanza a pesar de que los discursos del actual y pasados gobiernos prometen asfaltar esa carretera, que además forma parte de una conexión que uniría a tres países...pero creo que esto tampoco es de interes para el MAS. Y esta opinión me lleva al tercer punto de la explicación del Vicepresidente y que la analista Helena Argirakis, en el semanario boliviano La Epoca abre caminos sobre esa posición. La explicación del Vicepresidente, en contra de todos los conservacionistas y quienes propugnan desarrollo sustentable, apunta a un tema de poder geopolítico y eliminación de lo que queda de los denominados separatistas.
Copio la entrevista a García Linera, el artículo de Argirakis y los links correspondientes.
Periódico La Jornada de México
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/07/politica/002n1pol
Martes 7 de febrero de 2012, p. 2
Luis Hernández Navarro
Entrevista a Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia
"El pueblo boliviano vive la mayor revolución
social"
Además de ser el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García
Linera es uno de los intelectuales de izquierda latinoamericanos más relevantes
en el continente. Aunque su carrera original es la de matemático (la estudió en
la Universidad Nacional Autónoma de México), se formó como sociólogo en la
cárcel y en la práctica.
Él ha teorizado la experiencia de transformación boliviana
como nadie lo ha hecho, es decir, con originalidad, profundidad y frescura. Y
la experiencia boliviana hoy es una referencia obligada y cada vez con mayor
ascendencia en el movimiento popular latinoamericano. García Linera conoce y
domina a profundidad el marxismo clásico, pero está muy lejos de ser
doctrinario. Su pensamiento está muy influido por la obra de Pierre Bordieu.
En entrevista con La Jornada, el vicepresidente señala que
el hecho fundamental que se ha vivido en el actual proceso de transformación
política en curso es que los indígenas, que son mayoría demográfica, hoy son
ministros y ministras, diputados, senadores, directores de empresas públicas,
redactores de constituciones, máximos magistrados de la justicia, gobernadores;
presidente. Este hecho –señala– es la mayor revolución social e igualitaria
acontecida en Bolivia desde su fundación.
García Linera caracteriza el modelo económico de su país
como posneoliberal y de transición poscapitalista. Un modelo que ha recuperado
el control de los recursos naturales que estaban en manos extranjeras para
colocarlos en manos del Estado, dirigido por el movimiento indígena.
–Hace seis años que ustedes gobiernan Bolivia. ¿Se ha
avanzado realmente hacia la descolonización del Estado?
–En Bolivia, el hecho fundamental que hemos vivido ha sido
que aquellas personas, mayoría demográfica antes y hoy, los indígenas, los
indios, a quienes la brutalidad de la invasión y los sedimentos centenarios de
la dominación habían establecido en el propio sentido común de las clases
dominantes y las clases dominadas, que estaban predestinados a ser campesinos,
obreros de bajo oficio, artesanos informales, porteros o meseros, hoy son
ministros y ministras, diputados, senadores, directores de empresas públicas,
redactores de constituciones, máximos magistrados de la justicia, gobernadores;
presidente.
“La descolonización es un proceso de desmontamiento de las
estructuras institucionales, sociales, culturales y simbólicas que subsumen la
acción cotidiana de los pueblos a los intereses, a las jerarquías y a las
narrativas impuestas por poderes territoriales externos. La colonialidad es una
relación de dominación territorial que se impone a la fuerza y con el tiempo se
‘naturaliza’, inscribiendo la dominación en los comportamientos ‘normales’, en
las rutinas diarias, en las percepciones mundanas de los propios pueblos
dominados. Por tanto, desmontar esa maquinaria de dominación requiere mucho
tiempo. En particular el tiempo que se necesita para modificar la dominación
convertida en sentido común, en hábito cultural de las personas.
“Las formas organizativas comunales, agrarias, sindicales
del movimiento indígena contemporáneo, con sus formas de deliberación
asambleística, de rotación tradicional de cargos, en algunos casos, de control
común de medios de producción, son hoy los centros de decisión de la política y
buena parte de la economía en Bolivia.
“Hoy, para influir en los presupuestos del Estado, para
saber la agenda gubernamental no sirve de nada codearse con altos funcionarios
del Fondo Monetario, del Banco Interamericano de Desarrollo, de las embajadas
estadunidense o europeas. Hoy los circuitos del poder estatal pasan por los
debates y decisiones de las asambleas indígenas, obreras y barriales.
“Los sujetos de la política y la institucionalidad real del
poder se han trasladado al ámbito plebeyo e indígena. Los llamados
anteriormente ‘escenarios de conflicto’, como sindicatos y comunidades, hoy son
los espacios del poder fáctico del Estado. Y los anteriormente condenados a la
subalternidad silenciosa hoy son los sujetos decisores de la trama política.
“Este hecho de la apertura del horizonte de posibilidad
histórica de los indígenas, de poder ser agricultores, obreros, albañiles,
empleadas, pero también cancilleres, senadores, ministras o jueces supremos, es
la mayor revolución social e igualitaria acontecida en Bolivia desde su
fundación. ‘Indios en el poder’, es la frase seca y despectiva con la que las
señoriales clases dominantes desplazadas anuncian la hecatombe de estos seis
años.”
–¿Cómo caracterizar el modelo económico que se ha puesto en
práctica? ¿Es una expresión del socialismo en el siglo XXI? ¿Es una modalidad
de posneoliberalismo?
–Básicamente posneoliberal y de transición poscapitalista.
Se ha recuperado el control de los recursos naturales que estaba en manos
extranjeras, para colocarlo en manos del Estado, dirigido por el movimiento
indígena (gas, petróleo, parte de los minerales, agua, energía eléctrica); en
tanto que otros recursos, como la tierra fiscal, el latifundio y los bosques,
han pasado a control de comunidades y pueblos indígeno-campesinos.
“Hoy el Estado es el principal generador de riqueza del
país, y esa riqueza no es valorizada como capital; es redistribuida en la
sociedad a través de bonos, rentas y beneficios sociales directos de la
población, además del congelamiento de las tarifas de los servicios básicos,
los combustibles y la subvención de la producción agraria. Intenta priorizar la
riqueza como valor de uso, por encima del valor de cambio. En ese sentido, el
Estado no se comporta como un capitalista colectivo propio del capitalismo de
Estado, sino como un redistribuidor de riquezas colectivas entre las clases
laboriosas y en un potenciador de las capacidades materiales, técnicas y
asociativas de los modos de producción campesinos, comunitarios y artesanales
urbanos. En esta expansión de lo comunitario agrario y urbano depositamos
nuestra esperanza de transitar por el poscapitalismo, sabiendo que también esa
es una obra universal y no de un solo país.”
–¿Cómo se ve desde Bolivia el proceso de integración
regional? ¿Qué papel juegan Estados Unidos y España? ¿Qué espacio tienen China,
Rusia e Irán?
–El continente latinoamericano está atravesando un ciclo
histórico excepcional. Gran parte de los gobiernos son de carácter
revolucionario y progresista. Los gobiernos neoliberales tienden a aparecer
como retrógrados. Y a la vez, la economía latinoamericana ha desplegado
iniciativas internas que le están permitiendo afrontar de una manera vigorosa
los efectos de la crisis mundial. En particular, la importancia de los mercados
regionales y la vinculación con Asia han definido una arquitectura económica
continental de nuevo tipo. Hay que apostar por profundizar esta articulación
regional y, si es posible, por proyectarnos como una especie de Estado regional
de estados y naciones. Comportarnos como Estado regional en el ámbito del uso y
negociación planetaria de las grandes riquezas estratégicas que poseemos
(petróleo, minerales, litio, agua, agricultura, biodiversidad, industria
semielaborada, fuerza de trabajo joven y calificada..), e internamente,
respetar la soberanía estatal y las identidades nacionales regionales que tiene
el continente. Sólo así podremos tener voz y fuerza propia en el curso de las
dinámicas de mundialización de la vida social.
–¿Hay un papel activo de Wa-shington para sabotear la
transformación boliviana en curso?
–El gobierno estadunidense nunca ha aceptado que las
naciones latinoamericanas puedan definir su destino porque siempre ha
considerado que formamos parte del área de influencia política para su
seguridad territorial, y somos su centro de acopio de riquezas, naturales y
sociales. Cualquier disidencia a este enfoque colonial coloca a la nación
insurgente en la mira de ataque. La soberanía de los pueblos es el enemigo
número uno de la política estadunidense.
“Eso ha pasado con Bolivia en estos seis años. Nosotros no
tenemos nada contra el gobierno estadunidense ni contra su pueblo. Pero no
aceptamos que nadie, absolutamente nadie de afuera nos tenga que venir a decir
lo que tenemos que hacer, decir o pensar. Y cuando como gobierno de movimientos
sociales comenzamos a sentar las bases materiales de la soberanía estatal al
nacionalizar el gas; cuando rompimos con la vergonzante influencia de las
embajadas en las decisiones ministeriales; cuando definimos una política de
cohesión nacional enfrentando abiertamente las tendencias separatistas latentes
en oligarquías regionales, la embajada de Estados Unidos no sólo apoyó
financieramente a las fuerzas conservadoras, sino las organizó y dirigió
políticamente, en una brutal injerencia en asuntos internos. Eso nos obligó a
expulsar al embajador y luego a la agencia antidrogas de ese país (DEA).
“Desde entonces los mecanismos de conspiración se han vuelto
más sofisticados: se usan organizaciones no gubernamentales, se infiltran a
través de terceros en las agrupaciones indígenas, dividen y proyectan
liderazgos paralelos en el campo popular, como quedó recientemente demostrado
mediante el flujo de llamadas desde la propia embajada a algunos dirigentes
indígenas de la marcha del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure
(TIPNIS), el año pasado.
“En todo caso, nosotros buscamos relaciones diplomáticas
respetuosas, pero también estamos atentos a repeler las intervenciones
extranjeras de ‘alta’ o ‘baja’ intensidad.”
–Desde algunos sectores de izquierda se ha señalado que el
bloque conservador ha logrado rearticularse y tomado la ofensiva, mientras el
movimiento social que llevó al MAS al poder ha sido absorbido por la política
institucional. ¿Es correcta esta apreciación?
–Hoy el bloque conservador, de oligarquías extranjerizantes,
no tiene un proyecto alternativo de sociedad capaz de articular una voluntad
general de poder. El horizonte de la actual política boliviana está marcado por
un trípode virtuoso: la plurinacionalidad (pueblos y naciones indígenas al
mando del Estado); la autonomía (desconcentración territorial del poder), y la
economía plural (coexistencia articulada por el Estado de diversos modos de
producción).
“Derrotado temporalmente el proyecto neoliberal de economía
y sociedad de la derecha, lo que hoy caracteriza a la política boliviana es la
emergencia de ‘tensiones creativas’ en el interior del mismo bloque
nacional-popular en el poder. Pasados los grandes momentos de ascenso de masas,
donde se construyó el ideario universal de las grandes transformaciones, el
movimiento social vive en algunos casos un proceso de repliegue corporativo.
Tienden a prevalecer por momentos intereses locales por encima de los
nacionales, o las organizaciones se enroscan en pugnas internas por el control
de cargos públicos. Pero también emergen nuevas temáticas no previstas sobre
cómo conducir el proceso revolucionario. Es el caso del tema de la defensa de
los derechos de la madre tierra, tensionados con la exigencia también popular
de industrializar los recursos naturales.
Como se ve, se trata de contradicciones en el interior del
pueblo, tensiones que someten a debate colectivo el modo de llevar adelante los
cambios revolucionarios. Y eso es sano, es democrático y es el punto de apoyo
de la renovación vivificante de la acción de los movimientos sociales. Aunque
también se trata de contradicciones que podrían ser usadas por el imperialismo
y las fuerzas de derecha agazapadas que de modo ventrílocuo y travestido
proyecten sus intereses de largo plazo, a través de algunos sujetos populares y
de discursos aparentemente altermundistas y ecologistas.
–En septiembre del año pasado, la marcha de los pueblos
indígenas en defensa del TIPNIS y en contra de la construcción de una carretera
fue reprimida por la policía. El hecho fue presentado ante la opinión pública
como la pérdida de apoyo indígena al gobierno de Evo Morales. Se afirmó que el
gobierno boliviano se empecinó en construir la carretera porque había recibido
apoyo económico de la empresa petrolera brasileña OAS. ¿Es cierto?
–La población indígena en Bolivia, al igual que en
Guatemala, es mayoritaria respecto del resto de los habitantes. El 62 por
ciento de los bolivianos son indígenas. Las principales naciones indígenas son
la aymara y la quechua, con cerca de 6 millones de personas ubicadas
principalmente en el altiplano, los valles, las zonas de yungas y también en
tierras bajas. Otras naciones indígenas son los guaraníes, moxeños, yuracares,
chiman, ayoreos y otras 29 que habitan la Amazonia, la Chiquitania y el Chaco
en tierras bajas. La población total de estas naciones de tierras bajas se estima
entre 250 mil y 300 mil habitantes en total.
“El conflicto sobre el TIPNIS ha involucrado a algunos
pueblos indígenas de tierras bajas, pero se mantiene el apoyo de los indígenas
de tierras altas y valles, que son 95 por ciento de la población indígena de
Bolivia. Y de los indígenas movilizados, la mayor parte eran dirigentes de
otras zonas que no son precisamente del TIPNIS, pero que cuentan con un apoyo
sistemático de organismos no gubernamentales ambientalistas, varias de ellas
financiadas por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), además del respaldo de las principales redes de comunicación
televisiva privada, de propiedad de viejos militantes de la oligarquía
separatista, y con amplia influencia en la construcción de la opinión pública
de clase media. Estos días ha llegado a La Paz otra marcha, también de
indígenas de tierras bajas, y con mayor presencia de indígenas del TIPNIS, que
demandan la construcción de la carrtera por el parque, argumentando que no es
posible que se los margine de los derechos a la salud, educación y transporte,
a los que hoy sólo pueden acceder después de días de caminata.
“El problema es complejo. Están entremezclados temas propios
del debate revolucionario, como el del difícil equilibrio entre el respeto a la
madre tierra y la necesidad urgente de vincular al país después de siglos de
devertebración aislacionista de regiones. Está el debate entre la relación
orgánica y el liderazgo de los pueblos indígenas de tierras altas en el Estado
plurinacional, diferente a la relación aún ambigua con el Estado plurinacional
por parte de los pueblos indígenas de tierras bajas.
“Pero también está de por medio la estrategia de la
oligarquía regional cruceña de impedir esa carretera, que desvincularía la actividad
económica de toda la Amazonia de su control empresarial. Está el interés
estadunidense de resguardar la Amazonia como su reservorio de agua y
biodiversidad, y el de promover divisiones entre los liderazgos indígenas para
crear condiciones para la expulsión de los indígenas del poder estatal. Está el
interés de algunas ONG acostumbradas a hacer grandes negocios privados con los
parques.
En todo caso, en medio de esta trama de intereses, como
gobierno tenemos que tener la capacidad de resolver democráticamente las
tensiones internas, y de develar y neutralizar los intereses
contrarrevolucionarios que muchas veces se visten de ropaje
seudorrevolucionario.
–¿Por qué construir esa carretera a pesar de la oposición de
una parte de la población?
–Por tres motivos. El primero, para garantizar a la
población indígena del parque el acceso a los derechos y garantías
constitucionales: agua potable para que los niños no se mueran de infecciones
estomacales. Escuelas con profesores que enseñen en su idioma, preservando su
cultura y enriqueciéndola con las otras culturas. Acceso a mercados para llevar
sus productos sin tener que navegar en balsas una semana para vender su arroz o
comprar sal 10 veces más cara que en cualquier tienda de barrio.
“El segundo motivo, la carretera permitirá vincular por
primera vez la Amazonia, que es una tercera parte del territorio boliviano, con
el resto de las regiones de los valles y altiplano. Bolivia mantiene aislada a
la tercera parte de su territorialidad, lo que ha permitido que la soberanía
del Estado sea sustituida por el poderío del patrón de hacienda, del maderero
extranjero o el narcotraficante.
Y el tercer motivo es de carácter geopolítico. Las
tendencias separatistas de la oligarquía, que estuvieron a punto de dividir
Bolivia en 2008, fueron contenidas porque se les derrotó políticamente durante
el golpe de Estado de septiembre de ese año, y porque parte de su base
material, la agroindustria, fue ocupada por el Estado. Sin embargo, hay un
último pilar económico que mantiene en pie a las fuerzas retrógradas de
tendencias separatistas: el control de la economía amazónica, que para llegar
al resto del país, obligatoriamente, tiene que pasar por el procesamiento y
financiación de empresas bajo control de una fracción oligárquica asentada en
Santa Cruz. Una carretera que vincule directamente la Amazonia con los valles y
el altiplano reconfiguraría radicalmente la estructura de poder económico
regional, derrumbando la base material final de los separatistas y dando lugar
a un nuevo eje geoeconomico al Estado. Lo paradójico de todo esto es que la
historia haya colocado a algunos izquierdistas como los mejores y más locuaces
defensores de los intereses más conservadores y reaccionarios que tiene el
país.
–Se ha dicho que Bolivia sigue siendo un abastecedor de
materias primas en el mercado internacional y que el modelo de desarrollo en
práctica (que algunos analistas han calificado como extractivista) no cuestiona
este papel. ¿Es cierto? ¿Se trata de una fase transitoria de acumulación que se
acompaña de una redistribución de la renta?
–Ni el extractivismo ni el no-extractivismo, ni el
industrialismo son una vacuna contra la injusticia, la explotación y la
desigualdad. En sí mismos, no son ni modos de producir ni modos de gestionar la
riqueza. Son sistemas técnicos de procesar la naturaleza mediante el trabajo. Y
dependiendo de cómo se usen esos sistemas técnicos, de cómo se
gestione la riqueza así producida, se podrá tener regímenes económicos con
mayor o menor justicia, con explotación o sin explotación del trabajo.
Semanario La Epoca
Las dimensiones sociales, económicas, geopolíticas y
electorales de la segunda etapa de conflictividad del TIPNIS
2012-03-12 21:57:08
por: Helena Argirakis *
La realización del Primer Encuentro Plurinacional para
Profundizar el cambio (efectuada en Cochabamba el 11 y 12 de diciembre de 2011)
y la presentación de sus conclusiones y propuestas en enero de 2012, establece
una segunda inflexión 1 en la dinámica del conflicto en torno al TIPNIS, ya que
permitió al Gobierno central reencontrar la iniciativa política y la acción
estratégica, por lo que la conflictividad del TIPNIS ingresó en una siguiente
etapa. 2 En otras palabras, el evento allanó (al Gobierno) la recuperación de
“la pelota en su cancha”, ya que salió de la posición defensiva y la reacción
política impuesta por la dinámica de la VIII marcha de pueblos indígenas de
tierras bajas organizada por la CIDOB, para articular escenarios de
relegitimación, presentar sus iniciativas de políticas de Estado y gestión
pública, además de recoger propuestas, sugerencias y visiones respecto a los
contornos de una nueva agenda pública. 3
Como se adelantó, el Encuentro Plurinacional marca una
inflexión en el conflicto del TIPNIS, ya que posibilitó al Gobierno recuperar
el control y los contornos de la discusión respecto a la nueva agenda pública
nacional (frente al anuncio en el 2011 del agotamiento de la agenda de octubre
de 2003). A su vez, facilitó al Gobierno la rearticulación de su discursividad
frente a una serie de críticas y desgastes mediáticos de fines del 2011. Por
otro lado, le viabilizó la oportunidad de diseñar estrategias que puedan
direccionar la conflictividad del TIPNIS, —por ejemplo— en base a iniciativas
legislativas como la de la Ley No. 222 de Consulta Previa, que reduce el
espectro de acción estratégico de la CIDOB, los pueblos indígenas de tierras
bajas y la plataforma Pro TIPNIS a un escenario de reacción frente a la
iniciativa política del Gobierno. 4
En los siguientes párrafos se desarrollan una serie de
reflexiones sobre la posición asumida por el Gobierno respecto a la
conflictividad en torno al TIPNIS, a la luz de la discusión pública suscitada
en torno a la Ley de Consulta y la posibilidad de derogación de la llamada Ley
Corta, que representa un emblema de victoria para los pueblos indígenas de
tierras bajas. En las ideas que desarrollamos a continuación intentamos dar
explicación a algunos trasfondos no aparentes de la problemática del TIPNIS,
además de las diversas dimensiones de las apuestas políticas que se esgrimen
debajo la esfera mediática del conflicto, que posibilitan imaginar algunos
escenarios prospectivos que se desprenden de allí. Este análisis se motiva en
un intento de deconstruir la mediatización del conflicto en torno al Parque
Nacional Isiboro Sécure para brindar aproximaciones desde otras aristas
posibles a partir del análisis de algunos factores de poder y el balance de
correlaciones de fuerzas.
Un primer balance político a considerar en el análisis del
TIPNIS es que a pesar de siete meses de evolución del conflicto, una primera
etapa favorable a los intereses de los pueblos indígenas de tierras bajas (y de
la CIDOB) y del desgaste tanto en la imagen como en la credibilidad del
Gobierno central, no variaron significativamente los factores de poder y las
correlaciones de fuerzas favorables al oficialismo, permitiéndoles a éstos
administrar una situación pendular de conflictividad (y la variable tiempo). Es
decir, la conflictividad en torno al TIPNIS no ha llegado a socavar las bases
estructurales e institucionales de poder del Gobierno del MAS, al no existir
hasta ahora un proyecto contra hegemónico nítido y coherente que pudiera
disputarle al oficialismo la preferencia electoral por el control del Estado
Plurinacional.
Siguiendo la línea del análisis de los factores de poder y a
pesar de que muchos analistas afirman el fracaso de la (neo) nacionalización y
la incapacidad del Gobierno de dar solución a la problemática tierra -
territorio (que fueron dos de las principales banderas ideológicas y
discursivas a inicios de la gestión del Presidente Morales), el Gobierno
central ha cumplido con el objetivo estratégico de consolidar una nueva
“burguesía plebeya” 5, basada —entre otros elementos— en la liberación de
tierra de los grandes latifundistas y terratenientes para conformar la base
económica de esta nueva clase media emergente de rostro comerciante, gremial,
sindical, transportista, pequeño y/o mediano productor de alimentos y también
cocalero. Las connotaciones de la emergencia y consolidación de esta nueva
burguesía plebeya tienen dimensiones sociales, económicas, geopolíticas y
electorales que analizaremos una por una.
La dimensión socio económica de la alianza entre el Estado y
la emergente burguesía plebeya la evidenciamos en las palabras del
Vicepresidente Álvaro García Linera cuando afirma: “Hoy el Estado es el
principal generador de riqueza del país, y esa riqueza no es valorizada como
capital, es redistribuida en la sociedad por medio de bonos, rentas y
beneficios sociales directos....Intenta priorizar la riqueza como valor de uso,
por encima del valor de cambio. El Estado no se comporta como un capitalista
colectivo propio del capitalismo de Estado, sino como un redistribuidor de
riquezas colectivas ante las clases laboriosas y un potenciador de las
capacidades materiales, técnicas y asociativas de los modos de producción
campesinos, comunitarios y artesanos urbanos. En esta expansión de lo
comunitario agrario y urbano depositamos nuestra esperanza de transitar por el
poscapitalismo, sabiendo que también esa es una obra universal y no de un solo
país”: 6
Por lo tanto, podemos concluir que existe un giro en la
composición de la base social del bloque en el poder, que en la anterior etapa
del asenso al Gobierno, estaría identificada con el sujeto constituyente
indígena - originario - campesino. 7 La actual base social estaría asentada sobre
esta emergente burguesía plebeya —el bloque nacional popular— quienes
(irónicamente) coincidirían con las miradas, necesidades, intereses y
proyecciones de una facción de la burguesía empresarial nacional. Luego de la
finalización del Primer Encuentro Plurinacional en enero de 2012, el Presidente
Morales anunció la creación de un Consejo Económico y Social con la
participación de organizaciones sociales, empresarios y productores, que
sesionaría regularmente para “dar seguimiento y el fortalecimiento del aparato
productivo”. 8 No se puede dejar de contextualizar que esta “coincidencia”
actual entre la emergente burguesía plebeya y una facción del empresariado
nacional es producto de un esfuerzo estratégico del Gobierno de fragmentar a la
(pequeña) burguesía empresarial nacional para aislarla de la facción
oligárquica terrateniente y reaccionaria. 9
Prosiguiendo, un segundo elemento a considerar en los
trasfondos del TIPNIS hace alusión e variables geopolíticas. En la entrevista
realizada por el periódico mexicano La Jornada al Vicepresidente García Linera,
se puntualizaba lo siguiente: “Las tendencias separatistas de la oligarquía que
estuvieron a punto de dividir Bolivia en 2008 fueron contenidas porque se les
derrotó políticamente durante el golpe de Estado de septiembre de ese año, y
porque parte de su base material —la agroindustria— fue ocupada por el Estado.
Sin embargo, hay un último pilar económico que mantiene en pie a las fuerzas
retrógradas de tendencia separatista: el control de la economía amazónica, que
para llegar al resto del país, obligatoriamente tiene que pasar por el
procesamiento y financiación de empresas bajo el control de una fracción
oligárquica asentada en Santa Cruz. Una carretera que vincule directamente la
amazonía con los valles y el altiplano reconfiguraría radicalmente la
estructura de poder económico regional, derrumbando la base material final de
los separatistas y dando lugar a un nuevo eje geo económico al Estado”. 10
En este pasaje esclarecedor, encontramos elementos —a mi
criterio— determinantes para develar algunos de los trasfondos más remotos de
la conflictividad en torno al TIPNIS, que hacen alusión a lo que daría cierre
definitivo al ciclo de la lucha inter hegemónica entre los dos bloques
históricos, antagónicos y polarizados de poder en disputa (en su momento de
clímax) entre 2004 y 2009. Si bien existió una derrota en términos políticos
y/o de superestructuras a las derechas nacionales y cruceñas 11, aun quedaba
pendiente el desmantelamiento de la estructura económica y base de poder
fáctico asentada sobre la tenencia de la tierra de parte de la facción de élite
reaccionaria vinculada a la toma de instituciones de septiembre de 2008 y el
caso Rózsa Flores de abril de 2009. Como sostiene el Vicepresidente García Linera,
el cierre final de la polarización antagónica entre los bloques históricos de
poder se realizaría con la consolidación de este nuevo eje geo económico al
Estado, conllevando la rearticulación del control de la zona de la amazonía,
por lo que la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos se vislumbra bajo
esta nueva arista como un interés estratégico de máxima prioridad para el
Estado Plurinacional.
La tercera dimensión de la conflictividad entorno al TIPNIS
tiene connotaciones electorales, ya que por medio de la afirmación de este
nuevo eje geopolítico amazónico hasta fines de 2012, (el Gobierno) tendría la
posibilidad de “asentar” e irradiar su presencia en los departamentos de la
otrora “media luna”, habida cuenta de la reconfiguración de la estructura
económica regional. De esta manera podría compensar o equilibrar las
disminuciones en preferencias electorales en departamentos considerados
anteriormente “cautivos” al oficialismo de Gobierno, pero que han comenzado a
generar defecciones producto de la disputa política de naturaleza intra
hegemónica ya mencionada con anterioridad.
Lo afirmado complementaría el avance cuantitativo que ha
tenido el MAS respecto a las correlaciones de fuerzas en las Asambleas
Legislativas Departamentales (ALD) y en los concejos municipales en el país
entero, pero especialmente en los departamentos del oriente. Estas variaciones
en las correlaciones de fuerzas institucionales en los órganos legislativos sub
nacionales también daría al Gobierno una base geográfica, territorial para la
ampliación de sus apoyos electorales en los departamentos del nor este oriental
o de las llanuras, compensando los bajones que ha tenido en el occidente. La
resultante sería un sólida base territorial e institucional de irradiación
electoral nacional bajo la vanguardia de una composición social formada en
torno a la emergente burguesía plebeya (comerciantes, gremialistas, pequeños y
medianos productores, transportistas) Si esto es cierto, estaríamos ante la
fórmula de la reproducción electoral del MAS para el 2014 y —de paso— el
mantenimiento y/o administración de la hegemonía en el país. Comprendiendo los
alcances de algunos de los trasfondos no aparentes en la conflictividad del
TIPNIS, desde la perspectiva del análisis de los factores de poder y el balance
de las correlaciones de fuerza, se podrán dimensionar los objetivos, intereses
y prioridades —en este caso del Gobierno nacional— para la prospección de
escenarios políticos en el futuro cercano.
* Politóloga
cruceña
1 Considero
que la primera inflexión en la conflictividad del TIPNIS se produjo el 25 de
septiembre de 2011 con la intervención policial a la VIII marcha de la CIDOB y
los pueblos indígenas de tierras bajas. Ver ARGIRAKIS, HELENA. 2011. La agenda de
octubre, la agenda del TIPNIS y los contornos líquidos de un debate
impostergable. en http://www.la-epoca.com.bo/includes/imprimir.php?id=972
2 La primera
parte de la conflictividad del TIPNIS sería entre agosto y diciembre de 2011,
favoreciendo al conjunto de pueblos indígenas de tierras bajas congregados en
la CIDOB. La segunda etapa de la conflictividad se inicia en enero de 2012,
cuando el Gobierno central anuncia los resultados del 1er Encuentro
Plurinacional para Profundizar el Cambio y luego presenta en febrero la Ley No.
222 de Consulta Previa en un intento de abrogar la llamada Ley Corta del TIPNIS
del 24 de octubre de 2011 que declaraba la intangibilidad del Parque Nacional
Isiboro Sécure.
3 MAS prepara
agenda 2012 tras Encuentro Plurinacional.
http://www.eldiario.net/noticias/2012/2012_01/nt120112/politica.php?n=83&mas-prepara-agenda-2012-tras-encuentro-plurinacional
4 Para un
mayor desarrollo sobre este punto, ver ARGIRAKIS, HELENA: El conflicto del
TIPNIS del 2011 como umbral para el 2012 en
www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id.
5 En palabras
del analista Róger Cortez.
6 El pueblo
boliviano vive la mayor Revolución Social. La institucionalidad del poder se
trasladó al ámbito plebeyo. Entrevista a Álvaro García Linera en el periódico
La Jornada de México. 07 de febrero de 2012.
www.jornada.unam.mx/2012/02/07/politica/002n1pol
7 En el
contexto del traspaso de la etapa de lucha inter hegemónica entre bloques
históricos antagónicos (2004 a 2009) hacia la disputa intra hegemónica (2010 en
adelante) entre actores socio políticos que provienen del desprendimiento del
bloque indiano - originario - campesino y popular, encontramos la fractura del
Pacto de Unidad y el alejamiento de los pueblos indígenas de tierras bajas.
8 Destacan 25
conclusiones del 1er Encuentro Plurinacional por su carácter novedoso. Creación
de Consejo Económico Social para el seguimiento y el fortalecimiento del
aparato productivo. ABI. 11 de enero de 2012.
9 Recordemos
la invitación del Vicepresidente García Linera en noviembre de 2009 a los
empresarios cruceños con vocación nacional a realizar negocios y
emprendimientos con el Estado boliviano (bajo el paraguas de la economía
plural), pero con la condicionante de que los empresarios se dediquen a hacer
negocios y no se inmiscuyan en (la) política. “Señores empresarios, quieren
ganar dinero, quieren hacer negocios, háganlo. El Gobierno les abre mercados,
les da plata para tecnología, les apoya en lo que ustedes pidan, pero no
mezclen eso con la política, no conviertan su poder económico en poder
político, porque eso genera una concentración excesiva de poder que le hace
daño al país y a la región”, haciendo referencia a la facción oligárquica
terrateniente y empresarial que conformó en el 2004 al Bloque Cívico Regional y
luego impulsó la toma de instituciones en el oriente en septiembre de 2008,
además presuntamente vinculada con el caso Rózsa Flores en abril de 2009.
Álvaro García advierte a medios y empresarios que no hagan política. FM Bolivia
Radio Online en Internet. 30 de noviembre de 2009.
http://www.fmbolivia.com.bo/noticia19856-lvaro-garcia-linera-advierte-a-medios-y-empresarios-que-no-hagan-politica.html
10
www.jornada.unam.mx/2012/02/07/politica/002n1pol
11 Para mayor
información sobre la evolución de las derechas cruceñas, ver los siguientes
artículos en semanario La Época de ARGIRAKIS, HELENA: Conclusiones tentativas
sobre las elecciones departamentales y municipales 2010 (abril de 2010), La
reconfiguración del campo político boliviano a partir de la regionalización y
subregionalización de la política (abril de 2010), La ausencia de la oposición
como entidad política (septiembre de 2010), Auge y decadencia del Bloque Cívico
Regional (noviembre de 2010), De la lucha inter hegemónica a la lucha intra
hegemónica (febrero de 2011), Crisis estructural de las derechas cruceñas
(junio de 2011), Las oportunidades y riesgos de la crisis estructural de las
derechas cruceñas (septiembre de 2011) y La crisis de superestructuras de las
derechas cruceñas y la posibilidad de pluralismos en el oriente (febrero de
2012).
http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=1466
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