Franz Tamayo (1879 - 1956)
En la desolada tarde, Claribel, al
claror de un sol que no arde,
Claribel, me vuelve el amante
alarde, aunque todo dice: "es
tarde, Claribel".
Lleva en sus alas el viento,
Claribel,
tu nombre como un lamento,
Claribel,
y en vano mis ansias siento
volar tras aquel concento,
Claribel.
Voz con que pía la ausencia,
Claribel,
saudade, canora esencia
Claribel!
Añoranza, transparencia
que la ausencia hace presencia,
Claribel!
Mar profundo y alto monte,
Claribel,
Es posible que tramonte,
Claribel,
tras el húmedo horizonte,
y que las nieves remonte
Claribel?
El tiempo es por siempre ido,
Claribel,
y eres quizás todo olvido.
Claribel,
Mas yo, iluso descreído,
aún pienso que me has querido,
Claribel.
El pan amargo en que muerdo,
Claribel
hecho está de tu recuerdo
Claribel!
Y el pasado nada cuerdo
es un sueño, en que me pierdo
Claribel!
Oh mañana azul y rosa,
Claribel,
en que te ví, mariposa,
Claribel!
Reina y mujer, niña y diosa,
oro, nácar, nieve y rosa
Claribel!
Cantaba en el aire un ave,
"Claribel "
suave cual la suave
Claribel.
Y unía al plumado clave
dulce risa y lloro grave:
Claribel!
Una música escondida,
Claribel!
Eres por siempre en mi vida,
Claribel.
Mamá de mi eterna herida,
lecho rosa y luz florida:
Claribel!
Vierte mi labio un perfume
Claribel,
musgo y clavel que resume,
Claribel.
Mira que eterna zahume,
óleo que no se consume,
Claribel!
Tu nombre dulce y cruel
Claribel
Sabe a fresa e hidromiel
Claribel.
Son de encantado rabel
hay un sortilegio en él,
Claribel.
De un nigromante el compás,
Claribel,
trazó en mi alma "nunca más Claribel".
Y así mis ojos jamás
como el alba volverás,
Claribel!
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