Luis Enrique Berrizbeitia
- Es vicepresidente Ejecutivo de la CAF, muestra optimismo sobre el
desarrollo de América Latina por su adecuado manejo macroeconómico, pero
advierte que se debe promover en los gobiernos nacionales y
subnacionales planes de largo plazo que disminuyan problemas
estructurales y la brecha de la pobreza; aunque advierte que no es
suficiente porque la principal lección en este siglo XXI es que se deben
mejorar el desarrollo social junto al económico
— ¿Cómo ve el desarrollo de los países latinoamericanos desde el análisis de la calidad de las solicitudes de préstamo?
— La calidad de las solicitudes de financiamiento en general ha mejorado. Desde los años 90, del siglo pasado, la calidad de la gerencia macroeconómica de nuestros países ha mejorado sustancialmente y se refleja en estabilización, bajos niveles de inflación, manejo fiscal prudente, manejo monetario autónomo y una serie de factores que se han traducido en fortalezas de las economías latinoamericanas. Así se puede sortear la crisis que parece que no va a terminar; aunque su impacto no fue traumático. En lo microeconómico, objeto de financiamiento de CAF en carreteras, líneas eléctricas, préstamos al sector financiero, a los sectores corporativos, productivos, microfinancieros, préstamos de carácter social, no tengo duda en afirmar que la calidad gerencial y de solicitud son muy positivas. También ha habido un acercamiento a los gobiernos subnacionales reflejando un proceso de descentralización político económico, conjuntamente con la autoridad nacional. Que tengan un impacto en la población es nuestro objetivo final.
— ¿Y cuál el impacto?
— En los últimos años, las nuevas economías industrializadas, del Asia, han ido generando un cambio en la geopolítica mundial, el centro de gravedad se ha ido desplazando cada vez más a oriente; eso no quiere decir que occidente no cuente. EEUU y Europa representan un 50% de la economía mundial, los países asiáticos están por el 30%. Esto ha generado un boom internacional en cuanto a necesidad de productos que ha beneficiado a América Latina. Bolivia es un ejemplo. En general, el sector externo de bienes industriales, semiindustriales y materias primas es positivo pero tiene sus bemoles. Debemos estar conscientes de la dependencia de nuestras economías en materias primas. En algunos países hay una alta concentración como por ejemplo Venezuela (petróleo), Bolivia (gas natural), Chile (cobre). Se corre el riesgo de caer en la excesiva dependencia de los sectores extractivos afectados por ciclos de altibajos internacionales. En este periodo favorable donde aumenta el ahorro interno y las RIN, deben ser aprovechadas para trabajar en temas estructurales hacia la transformación productiva, económica y social de América Latina más sólida.
— ¿Es posible hacer esos cambios estructurales ahora?
— Somos optimistas de que hay conciencia de la necesidad de abordar esos problemas estructurales de forma más sistemática. Podemos ser optimistas de que los países están avanzando, dependiendo del tamaño de los países y de la diversificación económica que tienen.
— ¿Cómo se ve a América Latina en el sector financiero mundial?
— Lo importante es que el endeudamiento externo sirva para el sector productivo y no para gastos de consumo como ha sucedido en muchos países de la región y del mundo. Pero esa lección la aprendimos. En América Latina hay países que han logrado nuevamente calificaciones de riesgo en el grado de inversión (Colombia, Perú, Brasil). Eso indica que pese a la situación inestable mundial, los capitales están regresando a pesar de todas las dudas. Es una situación interesante, como antes de la crisis financiera del 2007-2008. Los capitales internacionales son volubles. Si están dirigidos a la Inversión Extranjera Directa a largo plazo es mejor. Hay que estar pendientes.
— ¿Somos más creíbles?
— Sí. En la medida que la política macroeconómica y social siga por la senda esa confiabilidad se va a ir afianzando en el tiempo. Un ejemplo es Chile.
— ¿Es decir, un manejo macroeconómico independientemente de la ideología?
— Sí. Quizá el aprendizaje más importante de esta primera década del siglo XXI es que no se puede avanzar en lo macro o microeconómico sin avanzar en lo social. La sostenibilidad de nuestros sistemas económico políticos pasan por la estabilidad social y para lograrla tenemos que mejorar los índices de inclusión, de desigualdad social. El crecimiento económico tiene que ser más asimétricamente favorable para los sectores más débiles de la población.
No podemos lograr a largo plazo el desarrollo económico sino logramos un desarrollo humano y social comparable.
Perfil
Nombre: Luis Enrique Berrizbeitia
Profesión: Economista
Cargo: Vicepresidente Ejecutivo de CAF
Venezolano experto en finanzas y desarrollo
“Nací en Cumaná, ciudad donde nació el gran Mariscal de Ayacucho. No hablo mucho de esto... mi bisabuelo materno era Aristiguieta Sucre, sobrino de Sucre. Además de ser cumanés tengo este vínculo que es muy estrecho con Bolivia, la hija predilecta del Libertador y también de Sucre”. Estudió en EEUU y Francia porque su padre era Cónsul de Venezuela en esos países. Se tituló en Economía en la Universidad de Pensilvania. Tiene un posgrado de la Universidad de Houston. Su primer trabajo fue en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos (hoy de Petróleo). Fue Gobernador de Venezuela ante la OPEP en los 70. Trabajó en PDVSA en Houston. Fue el primer Director del Área Eléctrica en el Ministerio de Energía y Minas en los 80. Estuvo cinco años en el servicio diplomático. Fue director ejecutivo por Venezuela, que representa a ocho países ante el FMI. Desde 1996 es vicepresidente Ejecutivo de la CAF.
Svetlana Salvatierra. Publicado en El Financiero, 25 septiembre 2011.
— ¿Cómo ve el desarrollo de los países latinoamericanos desde el análisis de la calidad de las solicitudes de préstamo?
— La calidad de las solicitudes de financiamiento en general ha mejorado. Desde los años 90, del siglo pasado, la calidad de la gerencia macroeconómica de nuestros países ha mejorado sustancialmente y se refleja en estabilización, bajos niveles de inflación, manejo fiscal prudente, manejo monetario autónomo y una serie de factores que se han traducido en fortalezas de las economías latinoamericanas. Así se puede sortear la crisis que parece que no va a terminar; aunque su impacto no fue traumático. En lo microeconómico, objeto de financiamiento de CAF en carreteras, líneas eléctricas, préstamos al sector financiero, a los sectores corporativos, productivos, microfinancieros, préstamos de carácter social, no tengo duda en afirmar que la calidad gerencial y de solicitud son muy positivas. También ha habido un acercamiento a los gobiernos subnacionales reflejando un proceso de descentralización político económico, conjuntamente con la autoridad nacional. Que tengan un impacto en la población es nuestro objetivo final.
— ¿Y cuál el impacto?
— En los últimos años, las nuevas economías industrializadas, del Asia, han ido generando un cambio en la geopolítica mundial, el centro de gravedad se ha ido desplazando cada vez más a oriente; eso no quiere decir que occidente no cuente. EEUU y Europa representan un 50% de la economía mundial, los países asiáticos están por el 30%. Esto ha generado un boom internacional en cuanto a necesidad de productos que ha beneficiado a América Latina. Bolivia es un ejemplo. En general, el sector externo de bienes industriales, semiindustriales y materias primas es positivo pero tiene sus bemoles. Debemos estar conscientes de la dependencia de nuestras economías en materias primas. En algunos países hay una alta concentración como por ejemplo Venezuela (petróleo), Bolivia (gas natural), Chile (cobre). Se corre el riesgo de caer en la excesiva dependencia de los sectores extractivos afectados por ciclos de altibajos internacionales. En este periodo favorable donde aumenta el ahorro interno y las RIN, deben ser aprovechadas para trabajar en temas estructurales hacia la transformación productiva, económica y social de América Latina más sólida.
— ¿Es posible hacer esos cambios estructurales ahora?
— Somos optimistas de que hay conciencia de la necesidad de abordar esos problemas estructurales de forma más sistemática. Podemos ser optimistas de que los países están avanzando, dependiendo del tamaño de los países y de la diversificación económica que tienen.
— ¿Cómo se ve a América Latina en el sector financiero mundial?
— Lo importante es que el endeudamiento externo sirva para el sector productivo y no para gastos de consumo como ha sucedido en muchos países de la región y del mundo. Pero esa lección la aprendimos. En América Latina hay países que han logrado nuevamente calificaciones de riesgo en el grado de inversión (Colombia, Perú, Brasil). Eso indica que pese a la situación inestable mundial, los capitales están regresando a pesar de todas las dudas. Es una situación interesante, como antes de la crisis financiera del 2007-2008. Los capitales internacionales son volubles. Si están dirigidos a la Inversión Extranjera Directa a largo plazo es mejor. Hay que estar pendientes.
— ¿Somos más creíbles?
— Sí. En la medida que la política macroeconómica y social siga por la senda esa confiabilidad se va a ir afianzando en el tiempo. Un ejemplo es Chile.
— ¿Es decir, un manejo macroeconómico independientemente de la ideología?
— Sí. Quizá el aprendizaje más importante de esta primera década del siglo XXI es que no se puede avanzar en lo macro o microeconómico sin avanzar en lo social. La sostenibilidad de nuestros sistemas económico políticos pasan por la estabilidad social y para lograrla tenemos que mejorar los índices de inclusión, de desigualdad social. El crecimiento económico tiene que ser más asimétricamente favorable para los sectores más débiles de la población.
No podemos lograr a largo plazo el desarrollo económico sino logramos un desarrollo humano y social comparable.
Perfil
Nombre: Luis Enrique Berrizbeitia
Profesión: Economista
Cargo: Vicepresidente Ejecutivo de CAF
Venezolano experto en finanzas y desarrollo
“Nací en Cumaná, ciudad donde nació el gran Mariscal de Ayacucho. No hablo mucho de esto... mi bisabuelo materno era Aristiguieta Sucre, sobrino de Sucre. Además de ser cumanés tengo este vínculo que es muy estrecho con Bolivia, la hija predilecta del Libertador y también de Sucre”. Estudió en EEUU y Francia porque su padre era Cónsul de Venezuela en esos países. Se tituló en Economía en la Universidad de Pensilvania. Tiene un posgrado de la Universidad de Houston. Su primer trabajo fue en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos (hoy de Petróleo). Fue Gobernador de Venezuela ante la OPEP en los 70. Trabajó en PDVSA en Houston. Fue el primer Director del Área Eléctrica en el Ministerio de Energía y Minas en los 80. Estuvo cinco años en el servicio diplomático. Fue director ejecutivo por Venezuela, que representa a ocho países ante el FMI. Desde 1996 es vicepresidente Ejecutivo de la CAF.
Svetlana Salvatierra. Publicado en El Financiero, 25 septiembre 2011.
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