En América Latina, en promedio, el 47% de las empresas tiene vigente una operación de préstamo; pero el 63% enfrenta varias restricciones para acceder a financiamiento de capital de trabajo o de operaciones, especialmente las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
En el Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2011) Servicios Financieros para el Desarrollo: Promoviendo el Acceso en América Latina, elaborado por CAF, expertos sostienen que hay un bajo desarrollo el sector que se refleja en una baja bancarización, varios obstáculos para acceder a créditos, mercados de capitales poco desarrollados y falta de políticas públicas más agresivas. Se destaca el rol de las microfinanzas, donde Bolivia es líder, y algunas iniciativas estatales donde los países aportan a crear fondos de garantías para el sector productivo.
“No obstante, la profundidad de los sistemas bancarios en la región se encuentra igualmente rezagada en comparación con otras regiones, particularmente cuando se mide como el volumen de crédito dirigido al sector privado con relación al PIB. El 2007, este coeficiente se situó en 38% en América Latina, mientras que en los países de la OCDE se ubicó en 164% y en Asia emergente alcanzó el 100%”, señala el RED 2011.
El informe menciona que la población adulta que posee algún tipo de cuenta bancaria en América Latina llega al 38%, en Asia emergente alcanza el 55% y en las economías desarrolladas el 93%, según un indicador basado en encuestas de hogares.
El capítulo dedicado a Financiamiento y desarrollo empresarial se centra en las restricciones de financiamiento para el surgimiento y desarrollo de empresas que actúan en mercados formales. Entendiendo que las Pymes están registradas y tienen un tamaño que varía entre 10 y 100 empleados”. Esta parte del estudio deja de lado a “las microempresas (de uno a nueve empleados) que, en su mayor parte, se desempeñan en sectores informales de la economía”.
En ese marco, las encuestas realizadas por el Banco Mundial a través de Enterprise Surveys develan que “un tercio o más de las empresas consideran el acceso a servicios financieros como uno de los obstáculos más importantes para el desarrollo de sus negocios”.
Esa cifra se materializa en la metodología utilizada para el RED 2011 y se halla que “en promedio, de América Latina, el 47% de las firmas tiene vigente una operación de préstamo. Sin embargo, hay una alta variabilidad en este indicador por país. México aparece con la menor penetración financiera (solo un 11% de la muestra responde tener operaciones de préstamos vigentes), mientras que Chile, Brasil y Perú son los que presentan mayor desarrollo del crédito de acuerdo a este indicador (69%, 65% y 70%, respectivamente). Siguen Bolivia, Colombia, Ecuador y Panamá con valores entre 50% y 56%”.
La explicación para el 63% restante empieza porque las Pymes prefieren no acercarse a una institución financiera debida a que asumen que les negarán el crédito y optan por créditos de “usureros” o de familiares. Y su crecimiento se ve limitado.
Las Pymes son un actor relevante en las economías de América Latina, se estima que aportan entre el 45% y 65% del empleo y entre el 25% y 35% del PIB. Son fuente de empleo importante para los trabajadores poco calificados, mujeres y jóvenes, “poblaciones que suelen representar una porción importante de los desempleados en las economías emergentes”, señala el estudio.
Esa importancia se refleja, por ejemplo en Argentina, Brasil y Colombia, donde las pymes son actores principales en algunos sectores de la industria de bienes de capital e insumos intermedios (fábricas de equipos para la agricultura, máquinas y herramientas, autopartes de automóviles). Ocurre lo mismo en industrias asociadas con el conocimiento y la tecnología (software y biotecnología). Otras han conformado Clusters (cadenas productivas) como la industria exportadora de zapatos en Brasil o la industria de computadoras personales e impresoras en México.
La innovación de las Pymes es destacada. Pero, “las personas emprendedoras que tienen un proyecto viable e innovador para producir un bien o servicio no pueden hacerlo porque no tienen un capital inicial”. Es que hay un problema de información asimétrica, se señala en el RED 2011, estudio realizado por el equipo de la Vicepresidencia de Estrategias de Desarrollo y Políticas Públicas de la CAF.
“Los bancos y otros inversores tienen menos información que las propias empresas sobre la rentabilidad de sus proyectos (a los bancos no les es fácil discriminar buenas firmas y proyectos de aquellos con menor rentabilidad y menor capacidad de pago). Esto genera el empeoramiento de las condiciones de acceso al crédito para todas las empresas (aun para las más rentables)”, se advierte.
También existen problemas de incentivos o riesgo moral. Los bancos temen no poder recuperar totalmente los fondos prestados “por la presencia de legislación u otro tipo de regulación que protege a los acreedores” y exigen que muestren capacidad de generar suficiente flujo de caja en el corto plazo.
“Por otro lado, las decisiones de acudir a los bancos para solicitar préstamos, y estos últimos de aprobarlos, está más correlacionada con características de las firmas (tamaño, deuda, entre otras) que con la rentabilidad de los proyectos, lo que debería ser la variable de mayor relevancia en un contexto donde no existen problemas de información y de restricción al crédito”, sostiene el informe.
Frente a esto se señala que la banca privada ha diseñado la “banca tecnológica”, la “banca de relacionamiento” y creado oficinas especializadas para las Pymes. De esta forma “han podido reducir los costos de operar y hacer más rentables las operaciones de préstamos”.
Si bien, desde el sector público se han dado iniciativas, la banca de desarrollo aún no asume su rol. Aún faltan políticas públicas claras y focalizadas con marcos regulatorios apropiados que aporten al desarrollo económico y social de la región.
El rol de las finanzas para el desarrollo
El RED 2011 busca analizar el papel que cumplen las finanzas en el proceso de desarrollo en América Latina. Se enfatiza el hecho de que para entender dicho papel es importante complementar las medidas tradicionales de profundidad financiera, asociadas normalmente con la relación entre el valor de los recursos intermediados y el tamaño global de la economía en cuestión, con medidas más directas sobre el acceso a servicios financieros por parte de la población y las empresas.
Poco acceso para familias
-En promedio, el 53% de las familias de una muestra de 17 ciudades de América Latina tiene abierta una cuenta en algún tipo de institución financiera.
-El acceso al crédito es aún más escaso; el RED 2011 muestra que sólo el 12,3% de las familias han solicitado y tienen vigente una operación de préstamo en alguna entidad.
La banca multilateral busca apoyar a las Pymes
“Además de los programas nacionales para fomentar el acceso al financiamiento de las empresas, en particular de las Pymes, otro actor importante ha sido la banca multilateral de desarrollo”, destacan en el Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2011) Servicios Financieros para el Desarrollo: Promoviendo el Acceso en América Latina.
El Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la CAF han apoyado las iniciativas nacionales en esta área. Para el 2010, la CAF contaba con operaciones de financiamiento de Pymes en 12 países, a través de otorgar facilidades de créditos a los principales bancos comerciales y bancos de desarrollo de sus países miembros. “A la fecha, la cartera total de este tipo de préstamos es, aproximadamente, 1,6 mil millones de dólares. Estos recursos son usados para financiar capital de trabajo, inversiones y proyectos de innovación”.
Sin embargo, los clientes finales receptores de los recursos son escogidos por las instituciones intermediarias y en su cartera no sólo tienen a las Pymes productivas.
Svetlana Salvatierra. Publicado en El Financiero, 18 septiembre 2011
“No obstante, la profundidad de los sistemas bancarios en la región se encuentra igualmente rezagada en comparación con otras regiones, particularmente cuando se mide como el volumen de crédito dirigido al sector privado con relación al PIB. El 2007, este coeficiente se situó en 38% en América Latina, mientras que en los países de la OCDE se ubicó en 164% y en Asia emergente alcanzó el 100%”, señala el RED 2011.
El informe menciona que la población adulta que posee algún tipo de cuenta bancaria en América Latina llega al 38%, en Asia emergente alcanza el 55% y en las economías desarrolladas el 93%, según un indicador basado en encuestas de hogares.
El capítulo dedicado a Financiamiento y desarrollo empresarial se centra en las restricciones de financiamiento para el surgimiento y desarrollo de empresas que actúan en mercados formales. Entendiendo que las Pymes están registradas y tienen un tamaño que varía entre 10 y 100 empleados”. Esta parte del estudio deja de lado a “las microempresas (de uno a nueve empleados) que, en su mayor parte, se desempeñan en sectores informales de la economía”.
En ese marco, las encuestas realizadas por el Banco Mundial a través de Enterprise Surveys develan que “un tercio o más de las empresas consideran el acceso a servicios financieros como uno de los obstáculos más importantes para el desarrollo de sus negocios”.
Esa cifra se materializa en la metodología utilizada para el RED 2011 y se halla que “en promedio, de América Latina, el 47% de las firmas tiene vigente una operación de préstamo. Sin embargo, hay una alta variabilidad en este indicador por país. México aparece con la menor penetración financiera (solo un 11% de la muestra responde tener operaciones de préstamos vigentes), mientras que Chile, Brasil y Perú son los que presentan mayor desarrollo del crédito de acuerdo a este indicador (69%, 65% y 70%, respectivamente). Siguen Bolivia, Colombia, Ecuador y Panamá con valores entre 50% y 56%”.
La explicación para el 63% restante empieza porque las Pymes prefieren no acercarse a una institución financiera debida a que asumen que les negarán el crédito y optan por créditos de “usureros” o de familiares. Y su crecimiento se ve limitado.
Las Pymes son un actor relevante en las economías de América Latina, se estima que aportan entre el 45% y 65% del empleo y entre el 25% y 35% del PIB. Son fuente de empleo importante para los trabajadores poco calificados, mujeres y jóvenes, “poblaciones que suelen representar una porción importante de los desempleados en las economías emergentes”, señala el estudio.
Esa importancia se refleja, por ejemplo en Argentina, Brasil y Colombia, donde las pymes son actores principales en algunos sectores de la industria de bienes de capital e insumos intermedios (fábricas de equipos para la agricultura, máquinas y herramientas, autopartes de automóviles). Ocurre lo mismo en industrias asociadas con el conocimiento y la tecnología (software y biotecnología). Otras han conformado Clusters (cadenas productivas) como la industria exportadora de zapatos en Brasil o la industria de computadoras personales e impresoras en México.
La innovación de las Pymes es destacada. Pero, “las personas emprendedoras que tienen un proyecto viable e innovador para producir un bien o servicio no pueden hacerlo porque no tienen un capital inicial”. Es que hay un problema de información asimétrica, se señala en el RED 2011, estudio realizado por el equipo de la Vicepresidencia de Estrategias de Desarrollo y Políticas Públicas de la CAF.
“Los bancos y otros inversores tienen menos información que las propias empresas sobre la rentabilidad de sus proyectos (a los bancos no les es fácil discriminar buenas firmas y proyectos de aquellos con menor rentabilidad y menor capacidad de pago). Esto genera el empeoramiento de las condiciones de acceso al crédito para todas las empresas (aun para las más rentables)”, se advierte.
También existen problemas de incentivos o riesgo moral. Los bancos temen no poder recuperar totalmente los fondos prestados “por la presencia de legislación u otro tipo de regulación que protege a los acreedores” y exigen que muestren capacidad de generar suficiente flujo de caja en el corto plazo.
“Por otro lado, las decisiones de acudir a los bancos para solicitar préstamos, y estos últimos de aprobarlos, está más correlacionada con características de las firmas (tamaño, deuda, entre otras) que con la rentabilidad de los proyectos, lo que debería ser la variable de mayor relevancia en un contexto donde no existen problemas de información y de restricción al crédito”, sostiene el informe.
Frente a esto se señala que la banca privada ha diseñado la “banca tecnológica”, la “banca de relacionamiento” y creado oficinas especializadas para las Pymes. De esta forma “han podido reducir los costos de operar y hacer más rentables las operaciones de préstamos”.
Si bien, desde el sector público se han dado iniciativas, la banca de desarrollo aún no asume su rol. Aún faltan políticas públicas claras y focalizadas con marcos regulatorios apropiados que aporten al desarrollo económico y social de la región.
El rol de las finanzas para el desarrollo
El RED 2011 busca analizar el papel que cumplen las finanzas en el proceso de desarrollo en América Latina. Se enfatiza el hecho de que para entender dicho papel es importante complementar las medidas tradicionales de profundidad financiera, asociadas normalmente con la relación entre el valor de los recursos intermediados y el tamaño global de la economía en cuestión, con medidas más directas sobre el acceso a servicios financieros por parte de la población y las empresas.
Poco acceso para familias
-En promedio, el 53% de las familias de una muestra de 17 ciudades de América Latina tiene abierta una cuenta en algún tipo de institución financiera.
-El acceso al crédito es aún más escaso; el RED 2011 muestra que sólo el 12,3% de las familias han solicitado y tienen vigente una operación de préstamo en alguna entidad.
La banca multilateral busca apoyar a las Pymes
“Además de los programas nacionales para fomentar el acceso al financiamiento de las empresas, en particular de las Pymes, otro actor importante ha sido la banca multilateral de desarrollo”, destacan en el Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2011) Servicios Financieros para el Desarrollo: Promoviendo el Acceso en América Latina.
El Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la CAF han apoyado las iniciativas nacionales en esta área. Para el 2010, la CAF contaba con operaciones de financiamiento de Pymes en 12 países, a través de otorgar facilidades de créditos a los principales bancos comerciales y bancos de desarrollo de sus países miembros. “A la fecha, la cartera total de este tipo de préstamos es, aproximadamente, 1,6 mil millones de dólares. Estos recursos son usados para financiar capital de trabajo, inversiones y proyectos de innovación”.
Sin embargo, los clientes finales receptores de los recursos son escogidos por las instituciones intermediarias y en su cartera no sólo tienen a las Pymes productivas.
Svetlana Salvatierra. Publicado en El Financiero, 18 septiembre 2011
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