El tradicional restaurante paceño dejó Sopocachi y se mudó a la zona sur. Blackies House reabrió sus puertas en la Gabino Villanueva de Achumani por la decisión del hijo y nieto de Silverio Santos, quienes mantienen vivo el negocio familiar iniciado en 1988.
“Mi papá es reconocido como el mejor administrador de restaurantes de Bolivia. Es Benemérito de la Patria. Empezó en el Club Alemán. Luego decidimos poner un restaurante. Yo sugería que se llame Casa de Almendra; pero se quedó con Blackies House”, recuerda el hijo de Don Silverio, a quien le decían el “Negro” y cuyo apelativo, en inglés, sirvió para bautizar el negocio.
Luego de 18 años tuvieron un receso de cuatro años. “Mi papá tuvo una caída. Tiene 96 años”, indicó Carlos Santos. Con su sobrino, Carlos Giwencer Santos, decidieron relanzar Blackies.
Muchas generaciones pasaron por el restaurante. Reuniones de grupos de amigos, días especiales, encuentros familiares y más eventos quedan en el recuerdo de la familia Santos. El primer restaurante abrió sus puertas al público en la calle Reyes de Ortiz; se mudaron porque construyeron las Torres Gundlach. Luego de un breve tiempo en la 20 de Octubre, atendieron a sus clientes en la casa de la Ecuador. Hace un mes reciben a sus clientes en una casa con un amplio patio en Achumani.
Mantienen sus horarios de atención: de miércoles a viernes a partir de las 19.00 hasta la medianoche. “No amanecemos. Talvez una hora más, cuando a una mesa le gusta compartir un poco más”, aclara Santos. El domingo, al mediodía, el chef está listo para atender a los visitantes. El sábado no trabajan. Es el día de descanso.
En la semana, “el salón de juego es tradicional; no hay jóvenes impetuosos que les guste pelear, discutir o gritar. Vienen personas de más de 25 años que comparten, juegan cacho y la pasan bien. Ésa es la característica de Blackies”, resaltó. Pero no es la única.
“Es la comida. Nuestro plato reconocido es el Pique Blackies que tiene carne, chorizo, nudo picado, lomo, chicharrón de pollo y riñoncitos; todo esto acompañado de papas fritas”, detalla Santos. Es una idea de su sobrino Carlos, Édgar Loza y Lucio, uno de los chefs, que trabaja con ellos casi desde la fundación. Los cocineros tienen secretos que hacen que hasta un lomo a la plancha sea delicioso, advierte Santos. Seis personas más forman el equipo (cocineros, garzones y barman). Gente joven que debe especializarce en el negocio; al igual que los proveedores de alimentos y bebidas. Es una exigencia de calidad, afirma Santos.
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