¿Quiere saber cuántas parcelas con cultivos de quinua real hay? ¿Cuántas comunidades se dedican a esta actividad y cuáles son sus características sociales y económicas? ¿Sabe que en Uyuni hay 85 tractores y 300 en municipios orureños?
Esos datos se pueden hallar en el Atlas Productivo de la Quinua Real. El documento ofrece información técnica a través de mapas satelitales, reseñas y notas estadísticas que permiten visualizar las características del altiplano sur de Bolivia, en 11 municipios donde se cultiva la quinua real, única en el planeta, contó el responsable de Promoción de Compasur y Fautapo, Rafael Revilla Osorio.
En el departamento de Potosí están los municipios de Uyuni, Colcha K, San Pedro de Quemes, Llica, San Agustín y Tomave, que rodean al Salar de Uyuni. Y en Oruro están Salinas de Garci Mendoza, Pampa Aullagas, Quillacas, Santiago de Huari y Challapata, ubicados entre los salares de Coipasa (norte) y Uyuni (sur).
Los mapas cuentan con información demográfica, biofísica, socioeconómica, geográfica, productiva y atractivos turísticos de la zona, entre los salares citados, donde se cultiva la quinua real, el grano de oro andino con extraordinarias cualidades nutritivas. Cabe señalar que se cultiva quinua dulce en otras regiones altiplánicas bolivianas y en países como Perú, Argentina, Japón, Estados Unidos y otros.
El levantamiento de la información primaria fue realizado por técnicos de CompaSur (Complejo Productivo Altiplano Sur) y Fundación Fautapo. Se complementó con datos del Senamhi (Servicio Nacional de Meteorología Hidrología), el INE (Instituto Nacional de Estadística) y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
“Es un 90% de trabajo de campo y 10% es la recopilación de información secundaria. Estuvimos casi dos años y medio haciendo el trabajo.
Llegamos a movilizar más de 120 personas entre nuestros técnicos y los municipales. Hemos capacitado a líderes de las comunidades que nos han ayudado a levantar la información referencial a partir de los GPS”, detalló el Coordinador Regional Oruro de la Fundación Fautapo, David Soraide Lozano. Según explicó, las capacitaciones fueron importantes para promover la participación de la población durante el relevamiento de datos de sus propios cultivos y sus comunidades. Se examinaron las condiciones productivas referidas al destino de la producción por comunidad, el número de tractores por municipio, las parcelas con semillas certificadas y otras características”.
El Programa Compasur es financiado por la Embajada Real de los Países Bajos. En 2011, el apalancamiento de recursos municipales y de los productores a través de los Fondos de Fomento a la Sostenibilidad llegaron a un total de $us 1.294.338.
Los gobiernos municipales aportaron con $us 409.477, los productores con $us 168.564 y Compasur-Fautapo sumó otros $us 714.286. El año pasado invirtieron en 128 proyectos que forman parte de 354 que se realizaron desde 2009.
Trazabilidad. “Con la información del Atlas ya no se podrá especular y se implementará un sistema de trazabilidad”, aseguró David Soraide.
“Desde que el programa inició en 2005 se especulaba sobre la información sobre las zonas productoras. Ahora se generó información que sirva como base para elaborar otros proyectos”.
Según el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC, “se entiende trazabilidad como el conjunto de aquellos procedimientos preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer la historia, la ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a lo largo de la cadena de suministros en un momento dado, a través de unas herramientas determinadas”. Concepto básico para la comercialización de todos los productos orgánicos en los mercados internacionales.
Programas y actividades que planifiquen las autoridades gubernamentales, departamentales, locales y/o el sector privado para apoyar la producción de la quinua real ya cuentan con información concreta, enfatizó Soraide.
Un ejemplo es el seguro agrícola. Ahora hay información de las parcelas de producción, población productora, maquinaria que existe en las zona, tipo de plantas cultivadas, humedad, rendimientos, contenido de materia orgánica en la tierra, lugar de cultivo, tipo de colindancia entre comunidades e incidencia del clima.
Se puede verificar dónde está una parcela que “no se puede mover” y sus características gracias a las imágenes satelitales y coordenadas que se levantaron.
“Cualquier institución puede seguir actualizando esta información”, conforme a sus necesidades de información, precisó Soraide.
“El Atlas es la base para poder hacer una planificación. Esta base de datos no está suelta. Estamos trabajando con las organizaciones para implementar un sistema de trazabilidad que nos va a permitir hacer el seguimiento a todo el proceso productivo”, aseguró.
Las empresas con las que trabajan ya tiene un sistema de control interno. “Ellos hacen su control mediante sus técnicos, que hacen el seguimiento a sus cultivos y captan información, y con nuestro sistema de trazabilidad puede interactuar y actualizar esa información”, detalló Soraide.
“¿Qué pasa si encontramos agentes contaminantes en un lote? Podemos llegar hasta el productor que lo entregó. Podemos identificar la parcela en el sistema georreferencial y llegar al lugar”, explicó el técnico en Sistemas de Información Geográfica, Zacarías Gutierrez Choque.
“Incluso dependiendo el tipo de información que se vaya a recolectar podemos indicar la fecha en que fue aplicado ese tratamiento, quién ha sido el vendedor; es todo un sistema desde la siembra hasta el mercado”.
Las entidades financieras que están otorgando créditos están muy interesadas, aseguró Soraide. “Les ayuda bastante a tener más claro a quién están financiando, donde está su parcela, qué es lo que tiene. Es fundamental”.
Capacidades. En 2005 había unas 35 mil hectáreas cultivadas de quinua. Hoy el total es de 909.232,29 hectáreas aptas para cultivar quinua real de forma planificada, ordenada y sin generar conflictos, como sucede en la actualidad por efecto de altos precios internacionales.
Es desordenada porque se está incursionando en áreas de descanso, de ganadería que da abono, y eliminan la poca vegetación altiplánica que cuida a los cultivos de los fuertes vientos. El efecto será un bajo rendimiento de los cultivos y menos ingresos para los productores, según advierten varias investigaciones nacionales sobre la relación entre el medio ambiente y sostenibilidad del grano.
En Challapata (Oruro) se van a rehabilitar parcelas de producción ecológica, en base a un convenio con la FAO, anunció Soraide.
Los cultivos en 2010 correspondían a 134.010 hectáreas. En relación a 2005, las zonas de cultivos casi se han cuadruplicado. “El crecimiento en 20 años debe ser gradual. Puede haber un crecimiento del 5% al 6% anual y estaríamos equilibrando el uso de la tierra”, aseveró Soraide.
“No tenemos una visión alarmista porque si fuera la mitad (del total de hectáreas aptas para el cultivo de quinua real), ahí si nos asustaríamos. Tenemos que cuidar esto como país productor de quinua real”, aseguró.
“Todavía hay un 45% con cobertura vegetal que está habilitada para seguir creciendo. Pero no queremos que en 20 años quede en 20%”, aclaró el especialista.
Otro elemento que hay que cuidar es el uso de maquinaria. “El mayor porcentaje de planicie está en Oruro y en sus municipios estudiados hay 300 tractores. En Potosí va bajando la cantidad, en Uyuni hay 85 tractores y en San Agustín hay 4 tractores”, precisó. El problema es que usan arados circulares y no de cincel provocando efectos de erosión del suelo y perdida de la vegetación.
“Lo lógico es que en un tiempo va a bajar la producción”, advirtió.
Objetivos programa Compasur
Con el programa buscan mejorar la calidad de vida de los productores y productoras en el altiplano sur de Bolivia mediante la producción sostenible de la Quinua Real Orgánica, considerando el enfoque de complejo productivo, fomentando el consumo nacional y su posterior exportación de productos con valor agregado.
Normas comunales que regulen y organicen el acceso y uso de los recursos disponibles (tierra, agua, vegetación, fauna, minerales) y aseguren la sostenibilidad de sistemas de vida de la gente en su territorio.
Hay tierra para cultivo orgánico
“Hay mucha tierra (para cultivo orgánico de quinua real) pero lo que es alarmante es que en cinco años ha subido de 4% a 15% las parcelas cultivadas”, manifestó el Coordinador Regional Oruro de Fautapo, David Soraide.
El Programa Compasur con Fautapo y los municipios están fomentando la producción intensiva y también el repoblamiento del ganado camélido y la ejecución de proyectos de riego. Hay apoyo de fondos municipales.
El objetivo es cuidar eficientemente el uso actual de la tierra y planificar la ampliación de la frontera agrícola para el cultivo del grano de oro andino. “La quinua real es la única que hay en el mundo, no hay en otra región, el origen es Bolivia y ya estamos homologando con los países andinos” la Denominación de Origen. Hasta en Perú reconocen que la quinua real es boliviana, sostuvo.
La gente que habita en el altiplano sur de Bolivia “solamente vive de la quinua”, reiteró Soraide. Aclaró que en el altiplano central, la ganadería y la producción lechera es la principal fuente de ingresos. “También tienen quinua, pero es la dulce que no es requerida por el mercado internacional, es menuda”.
“Es un producto emblemático de Bolivia y necesita de una política bien definida y ya contamos con datos”, dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
gracias...