http://www.elmundo.es/ En la reunión que tuvo lugar en un cuartel del Altiplano, rodeado de las máximas medidas de seguridad, los jefes de la Policía boliviana hablaron acerca de la lucha contra el narcotráfico. Pero no del que transcurre en las fronteras o en las zonas rurales del oriente del país, sino dentro de la propia institución.
El escándalo por los vínculos de agentes en servicio activo, de todos los rangos, con el boyante negocio de los estupefacientes superó todos los límites tras la detención del coronel René Sanabria Oropeza. El director de una unidad de Inteligencia antidrogas del Ministerio del Interior, fue sorprendido cuando ingresaba a Panamá con 144 kilos de cocaína.
El alijo iba oculto en un contenedor de minerales. En el operativo participaron efectivos de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA), policías de Panamá e incluso de los servicios especiales de Chile. Ellos le tendieron una trampa a Sanabria Oropeza, haciéndose pasar por compradores de droga.
Lo que más llamó la atención, aparte del arresto de un oficial de tan alto rango, fue que ningún agente boliviano tomara parte en el operativo. Tal es el grado de desconfianza que ellos inspiran fuera de Bolivia. Pero mayor es la desconfianza dentro del país sudamericano, donde han caído en la más profunda desacreditación.
El repudio de los bolivianos es tan grande que el jefe de la Policía, Oscar Nina, aprovechó la reunión con sus subalternos para dar explicaciones. "Las cosas no marchan bien debido a la presencia de malos policías", expresó el general. Pero luego argumentó que la corrupción en los cuadros policiales se debe a que "heredamos un estigma histórico".
Vale decir, una mala fama muy arraigada –e injustificada- en la población. Más adelante, Nina aseguró que "se están dando los pasos necesarios para encaminar a la policía dentro del proceso de cambios que vive el país". Un proceso que según él, "no ha sido comprendido por todos los oficiales, suboficiales y soldados rasos".
Seguramente, con esas observaciones Oscar Nina quiso resaltar que el Gobierno de Evo Morales está comprometido en la cruzada contra las drogas y que no es el responsable de que algunos oficiales estén metidos hasta el cuello en el negocio.
En un ejercicio de sinceramiento extremo, Morales confirmó que unos 38 policías han sido detenidos en los últimos 5 años, por sus conexiones con el crimen organizado y el narcotráfico.
El escándalo cuyo protagonista es un oficial con fama de incorruptible, tiene como telón de fondo la campaña que lanzó Evo, para que la ONU despenalice el uso de la hoja de coca en rituales o como antídoto contra la fatiga y el hambre. Su gobierno ha patrocinado todo tipo de joint ventures para producir gaseosas y comestibles en función de la coca.
Todas esas iniciativas han fracasado porque quienes la cultivan y la cosechan tienen muy desarrollado el instinto comercial. A saber, un kilo de cocaína se compra a 2.500 dólares en la ciudad boliviana de Santa Cruz y se vende a unos 35.000 dólares en Estados Unidos y en Europa. Ni aunque inundaran el mercado con gaseosas sobre la base de coca, obtendrían tales ganancias.
La detención de Sanabria Oropeza se produjo en la misma semana en que Estados Unidos difundió su informe anual sobre el narcotráfico internacional. El documento revela que, pese al compromiso de Evo Morales de actuar con mano dura, no ha disminuido la producción de hoja de coca y de los subproductos en su país.
En el 2009 se cultivaron unas 35.000 hectáreas, casi un 10% más que el año anterior. Se calcula que en el 2010 (aún no existen cifras definitivas) los cultivos de hoja de coca excedieron las 38.000 hectáreas.
El coronel René Sanabria Oropeza se encuentra detenido en una cárcel federal de Miami y se le negó la posibilidad de salir bajo fianza. Cuatro agentes que trabajaban con él en el Centro de Investigación y Generación de Inteligencia también fueron arrestados, aunque en este caso sí que intervino la Policía de Bolivia.
El escándalo por los vínculos de agentes en servicio activo, de todos los rangos, con el boyante negocio de los estupefacientes superó todos los límites tras la detención del coronel René Sanabria Oropeza. El director de una unidad de Inteligencia antidrogas del Ministerio del Interior, fue sorprendido cuando ingresaba a Panamá con 144 kilos de cocaína.
El alijo iba oculto en un contenedor de minerales. En el operativo participaron efectivos de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA), policías de Panamá e incluso de los servicios especiales de Chile. Ellos le tendieron una trampa a Sanabria Oropeza, haciéndose pasar por compradores de droga.
Lo que más llamó la atención, aparte del arresto de un oficial de tan alto rango, fue que ningún agente boliviano tomara parte en el operativo. Tal es el grado de desconfianza que ellos inspiran fuera de Bolivia. Pero mayor es la desconfianza dentro del país sudamericano, donde han caído en la más profunda desacreditación.
El repudio de los bolivianos es tan grande que el jefe de la Policía, Oscar Nina, aprovechó la reunión con sus subalternos para dar explicaciones. "Las cosas no marchan bien debido a la presencia de malos policías", expresó el general. Pero luego argumentó que la corrupción en los cuadros policiales se debe a que "heredamos un estigma histórico".
Vale decir, una mala fama muy arraigada –e injustificada- en la población. Más adelante, Nina aseguró que "se están dando los pasos necesarios para encaminar a la policía dentro del proceso de cambios que vive el país". Un proceso que según él, "no ha sido comprendido por todos los oficiales, suboficiales y soldados rasos".
Seguramente, con esas observaciones Oscar Nina quiso resaltar que el Gobierno de Evo Morales está comprometido en la cruzada contra las drogas y que no es el responsable de que algunos oficiales estén metidos hasta el cuello en el negocio.
Evo Morales
El problema radica en que el narco-coronel Sanabria era un hombre de la máxima confianza de Morales, por lo que el presidente también tuvo que dar la cara al público. "Quiero reiterar que caiga quien caiga, oficial o no oficial, debe ser juzgado y procesado", dijo el líder indígena.En un ejercicio de sinceramiento extremo, Morales confirmó que unos 38 policías han sido detenidos en los últimos 5 años, por sus conexiones con el crimen organizado y el narcotráfico.
El escándalo cuyo protagonista es un oficial con fama de incorruptible, tiene como telón de fondo la campaña que lanzó Evo, para que la ONU despenalice el uso de la hoja de coca en rituales o como antídoto contra la fatiga y el hambre. Su gobierno ha patrocinado todo tipo de joint ventures para producir gaseosas y comestibles en función de la coca.
Todas esas iniciativas han fracasado porque quienes la cultivan y la cosechan tienen muy desarrollado el instinto comercial. A saber, un kilo de cocaína se compra a 2.500 dólares en la ciudad boliviana de Santa Cruz y se vende a unos 35.000 dólares en Estados Unidos y en Europa. Ni aunque inundaran el mercado con gaseosas sobre la base de coca, obtendrían tales ganancias.
La detención de Sanabria Oropeza se produjo en la misma semana en que Estados Unidos difundió su informe anual sobre el narcotráfico internacional. El documento revela que, pese al compromiso de Evo Morales de actuar con mano dura, no ha disminuido la producción de hoja de coca y de los subproductos en su país.
En el 2009 se cultivaron unas 35.000 hectáreas, casi un 10% más que el año anterior. Se calcula que en el 2010 (aún no existen cifras definitivas) los cultivos de hoja de coca excedieron las 38.000 hectáreas.
El coronel René Sanabria Oropeza se encuentra detenido en una cárcel federal de Miami y se le negó la posibilidad de salir bajo fianza. Cuatro agentes que trabajaban con él en el Centro de Investigación y Generación de Inteligencia también fueron arrestados, aunque en este caso sí que intervino la Policía de Bolivia.
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