Thomas Heindrichs. Es Coordinador de la Cooperación Técnica Alemana del Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (Proagro). Desde abril del 2008, y este año inicia con resultados positivos la segunda fase de Proagro, con una metodología con énfasis en el uso eficiente del agua frente al cambio climático. La cooperación se amplía y se suma Suecia, haciendo un total de seis millones de euros anuales para implementar proyectos en el Chaco, Norte de Potosí y Valles mesotérmicos. — ¿Se está avanzando en esa visión de desarrollo sustentable y cambio climático?
— Se podría avanzar mucho más. Por ejemplo, en el tema de gestión de riesgos climáticos en Perú hay buenas experiencias, como el incluir riesgos de cambio climático en la inversión pública. Hay que trabajar mucho más en la adaptación al cambio climático.
— ¿Cómo avanzan en los objetivos de Proagro en Bolivia?
— Creo que el tema de las autonomías tiene mucho potencial. Los desafios a los problemas en el área rural hay que solucionarlos en ese ámbito. Un sistema de autonomías sería muy bueno para enfrentar temas de cambio climático ya que cada región es muy diferente. La productividad agrícola no se puede empujar 100% desde el nivel nacional; hay que dar espacio para que este nivel local tenga las posibilidades de hacer esto. Creo que las autonomías pueden ser un buen camino para conseguir un desarrollo rural.
— ¿En cuántos municipios está trabajando Proagro?
— Los que llamamos socios estratégicos a nivel local son unos 30 municipios. Estamos iniciando una segunda fase y seleccionando a los municipios (en los que trabajarán). Trabajamos en tres regiones: Chaco, Norte de Potosí y Valles mesotérmicos. Los temas son agua para producción agrícola, gestión de cuencas y mejorar la producción y comercialización agropecuaria, pensando en la adaptación al cambio climático.
— ¿Cuáles las condiciones?
— Trabajar en regiones secas es el factor clave. Nuestro enfoque en la primera fase era cómo trabajar en riego, infraestuctura de riego, manejo de cuencas y darle un buen uso al agua para el desarrollo de la producción agropecuaria. El financiamiento era de 3,5 millones de euros anuales. (Apoyo bilateral de Alemania).
— ¿Cuáles los principales logros en la primera fase?
— Logramos 15.000 hectáreas adicionales bajo riego. 42.000 familias que tienen acceso a riego y un impacto directo en la obtención de ingresos de un 50% más que antes. Esto me parece lo más impresionante.
— ¿Cuál el reto para la segunda fase que se inició este año?
— Hemos tenido buenos resultados. Hace falta vincular a las instituciones nacionales para trabajar en conjunto y que los logros a nivel local sean conocidos a nivel nacional. Continuar trabajando bajo el lema de seguir haciendo y aprendiendo y trabajar más concienzudamente en el tema de adaptación al cambio climático. En esta segunda fase, la cooperación es trilateral; Suecia está interviniendo con el mismo monto que Alemania. Casi estamos duplicando el presupuesto (6 millones de euros anuales), es muy bueno pero el desafío es más grande.
— ¿Qué respuesta dieron el actor local (productores campesinos) y las autoridades?
— No tenemos que buscar una demanda, los municipios quieren cooperar con nosotros. Nos llena de orgullo pero no podemos atender toda demanda y nos enfatizamos en proyectos determinados. Creo que tenemos una buena relación con los actores locales. Decir beneficiarios suena muy pasivo.
— ¿Qué cambios se introducen en esta segunda fase?
— Son cambios en lo temático y metodológico, trabajamos bajo la lógica de un desarrollo rural en tiempos de cambio climático. Ya no apoyamos ampliación de infraestructura de riego sino en el uso más eficiente del agua, contando con que en el futuro no habrá tanta agua. En gestión de cuencas trabajamos en la protección de las fuentes de agua. No se piensa en la mayor rentabilidad de la producción sino en la mayor resistencia de la producción. Tener mayor diversidad frente al cambio climático (...) el reto es organizarce para recibir el agua.
— Adaptarse al cambio climático se convierte en un pilar...
— Lo que hicimos estos años, instintivamente, fue lo correcto si pensamos en cambio climático. Creo que probarlo ahora con sus enfoques es una buena respuesta para enfrentar a los desafíos del fenómeno. Y hay que empezar desde el gobierno local transmitiendo el éxito de estas experiencias.
Svetlana Salvatierra, publicado en El Financiero 27 marzo 2011
— Se podría avanzar mucho más. Por ejemplo, en el tema de gestión de riesgos climáticos en Perú hay buenas experiencias, como el incluir riesgos de cambio climático en la inversión pública. Hay que trabajar mucho más en la adaptación al cambio climático.
— ¿Cómo avanzan en los objetivos de Proagro en Bolivia?
— Creo que el tema de las autonomías tiene mucho potencial. Los desafios a los problemas en el área rural hay que solucionarlos en ese ámbito. Un sistema de autonomías sería muy bueno para enfrentar temas de cambio climático ya que cada región es muy diferente. La productividad agrícola no se puede empujar 100% desde el nivel nacional; hay que dar espacio para que este nivel local tenga las posibilidades de hacer esto. Creo que las autonomías pueden ser un buen camino para conseguir un desarrollo rural.
— ¿En cuántos municipios está trabajando Proagro?
— Los que llamamos socios estratégicos a nivel local son unos 30 municipios. Estamos iniciando una segunda fase y seleccionando a los municipios (en los que trabajarán). Trabajamos en tres regiones: Chaco, Norte de Potosí y Valles mesotérmicos. Los temas son agua para producción agrícola, gestión de cuencas y mejorar la producción y comercialización agropecuaria, pensando en la adaptación al cambio climático.
— ¿Cuáles las condiciones?
— Trabajar en regiones secas es el factor clave. Nuestro enfoque en la primera fase era cómo trabajar en riego, infraestuctura de riego, manejo de cuencas y darle un buen uso al agua para el desarrollo de la producción agropecuaria. El financiamiento era de 3,5 millones de euros anuales. (Apoyo bilateral de Alemania).
— ¿Cuáles los principales logros en la primera fase?
— Logramos 15.000 hectáreas adicionales bajo riego. 42.000 familias que tienen acceso a riego y un impacto directo en la obtención de ingresos de un 50% más que antes. Esto me parece lo más impresionante.
— ¿Cuál el reto para la segunda fase que se inició este año?
— Hemos tenido buenos resultados. Hace falta vincular a las instituciones nacionales para trabajar en conjunto y que los logros a nivel local sean conocidos a nivel nacional. Continuar trabajando bajo el lema de seguir haciendo y aprendiendo y trabajar más concienzudamente en el tema de adaptación al cambio climático. En esta segunda fase, la cooperación es trilateral; Suecia está interviniendo con el mismo monto que Alemania. Casi estamos duplicando el presupuesto (6 millones de euros anuales), es muy bueno pero el desafío es más grande.
— ¿Qué respuesta dieron el actor local (productores campesinos) y las autoridades?
— No tenemos que buscar una demanda, los municipios quieren cooperar con nosotros. Nos llena de orgullo pero no podemos atender toda demanda y nos enfatizamos en proyectos determinados. Creo que tenemos una buena relación con los actores locales. Decir beneficiarios suena muy pasivo.
— ¿Qué cambios se introducen en esta segunda fase?
— Son cambios en lo temático y metodológico, trabajamos bajo la lógica de un desarrollo rural en tiempos de cambio climático. Ya no apoyamos ampliación de infraestructura de riego sino en el uso más eficiente del agua, contando con que en el futuro no habrá tanta agua. En gestión de cuencas trabajamos en la protección de las fuentes de agua. No se piensa en la mayor rentabilidad de la producción sino en la mayor resistencia de la producción. Tener mayor diversidad frente al cambio climático (...) el reto es organizarce para recibir el agua.
— Adaptarse al cambio climático se convierte en un pilar...
— Lo que hicimos estos años, instintivamente, fue lo correcto si pensamos en cambio climático. Creo que probarlo ahora con sus enfoques es una buena respuesta para enfrentar a los desafíos del fenómeno. Y hay que empezar desde el gobierno local transmitiendo el éxito de estas experiencias.
Svetlana Salvatierra, publicado en El Financiero 27 marzo 2011
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