Óscar Sandy. Chuquisaqueño (35 años). Es Administrador de Empresas titulado en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Tiene MBA en Administración de Empresas de la Universidad Andina Simón Bolívar y cursos de especialización de Alta Dirección de la Universidad Andrés Ibáñez de Chile, también cursos en Gestión Municipal. “Estoy convencido de que lo que el Gobierno está haciendo es en el marco de políticas para profundizar cambios en el manejo económico que permitirán distribuir los recursos de mejor manera y mejorar la calidad de vida de las personas que estuvieron desprotegidas durante muchos años.
— ¿Cuál es su evaluación sobre Insumos Bolivia en estos tres años bajo su gestión?
— Antes era el PL-480 y cambia a Insumos Bolivia (1 de octubre de 2008). Recibía trigo de EEUU para desincentivar la producción de trigo; política que no permitió tener una política agresiva de apoyo al sector productivo. En el marco de las nuevas funciones tiene que comprar en el mercado interno y/o importar materias primas de alto impacto para la producción o provisión de unidades productivas. Una segunda función es recibir y monetizar donaciones; trabajamos con el Gobierno del Japón. Una tercera es comercializar productos e insumos en el mercado interno con la finalidad de incentivar al sector productivo; si son productos estratégicos el fin es regular el mercado interno. Se administran recursos públicos provenientes de la cooperación a través de la administración de proyectos productivos. La institución cumple un enfoque social.
— Empezaron a regular la importación de harina...
— Cuando hubo problemas de abastecimiento de harina y elevación del precio del pan se creó un fideicomiso de $us 49 millones para importar harina, arroz y manteca. Permitió regular el precio del pan (Bs 0,40). Ahora cerramos el fideicomiso y devolvemos ese monto y una utilidad pequeña al TGN. No ha habido subvención. Hubo un trabajo eficaz y transparente.
— En ese marco está la importación de azúcar y otros...
— Es importante aclarar que Bolivia no es un país importador de alimentos. Queremos ser productores y tener excedentes, abastecer el mercado interno y exportar. Se importa porque se generan déficits en la producción, existe sobredemanda de productos y se genera especulación y agio. Ahí entramos para regular los precios haciendo la importación de las cantidades deficitarias. Ahora no necesitamos importar harina, arroz y manteca porque las políticas implementadas (por Emapa) han sido las adecuadas.
Tenemos dos convenios con el Japón y con ello importamos insumos o maquinaria pesada; importamos fertilizantes y entregamos a pequeños productores a precios siempre por debajo del mercado, cumpliendo con nuestro objetivo de regulación. Los fertilizantes están entre Bs 200 y Bs 300 y han ido bajando. Logramos que se regulen los precios en el mercado nacional de fertilizantes.
Tal vez no parezca estratégico, pero importamos clefa para los zapateros, porque ellos compraban a un solo importador que monopolizaba. De Bs 520 bajó a 400. Tenemos la obligación de tener el precio más bajo: se comercializa en Bs 370, bajo mucho control porque la clefa es sustancia controlada; aunque se molestaron porque el privado no tenía esta exigencia.
Otro convenio con Japón (por $us 4 millones) permite comprar fertilizante para el sector papero. Llega a fines de mayo. Vamos a trabajar con productores de Incahuasi, Culpina, Ravelo y el altiplano de La Paz. Ellos tienen que vender a un precio justo. Hay algo que no podemos evitar: la intermediación.
Con la importación de azúcar se estabilizó la provisión. Estamos importando maíz, 37.500 toneladas para lecheros y avicultores. También importamos cemento.
— Administran empresas...
— Sin vulnerar nuestras funciones, que permiten administrar proyectos productivos, aceptamos ese reto. Se regularon los precios con la planta de palmitos; el precio del tallo, el cogollo ahora está entre Bs 1 y Bs 1,50. La competencia les paga unos 0,75ctvs (unos 10 centavos más que antes). La meta es que se beneficie el productor.
En la planta de textiles, en Riberalta, capacitamos a la gente: exportamos a Venezuela. Ahora venderán 2.000 prendas de trabajo a la ABC (Bs 300.000). Vamos a hacer un convenio con el Servicio Departamental de Caminos con el fin de impulsar esta iniciativa comunitaria. Estamos negociando fabricar poleras para un cliente en Venezuela, por $us 100.000. En un futuro se decidirá transferir esas plantas para que se hagan cargo de la administración total.
— ¿No es una competencia para los micro y pequeños empresarios que también buscan vender al Estado?
— En absoluto, porque la producción de esta planta (textiles) es marginal no podríamos copar todo lo que el mercado demande. Estamos dando oportunidades a la gente de esa región, a la que se estigmatizó por ser zafreros. También coadyuvamos a pequeñas, medianas y grandes empresas para que exporten $us 30 millones a Venezuela.
— Promueven precios bajos para la importación y altos dirigidos a la exportación...
— Hay que buscar equilibrio. No podríamos pagar más a nuestro productor. Justo precio para ellos y para el consumidor.
— En pasados días se habló del 21060 y su desaparición...
— No vamos a matar la oferta y la demanda, tienen que existir, pero como Estado vamos a intervenir para que no se aprovechen, que no haya especulación, agio. Los precios internacionales también se han elevado. Aquí, ha habido control de mercado, se han regulado precios, para el productor y el consumidor. El empresario tiene que ser más solidario, tiene que ganar menos.
— ¿Cuál es su evaluación sobre Insumos Bolivia en estos tres años bajo su gestión?
— Antes era el PL-480 y cambia a Insumos Bolivia (1 de octubre de 2008). Recibía trigo de EEUU para desincentivar la producción de trigo; política que no permitió tener una política agresiva de apoyo al sector productivo. En el marco de las nuevas funciones tiene que comprar en el mercado interno y/o importar materias primas de alto impacto para la producción o provisión de unidades productivas. Una segunda función es recibir y monetizar donaciones; trabajamos con el Gobierno del Japón. Una tercera es comercializar productos e insumos en el mercado interno con la finalidad de incentivar al sector productivo; si son productos estratégicos el fin es regular el mercado interno. Se administran recursos públicos provenientes de la cooperación a través de la administración de proyectos productivos. La institución cumple un enfoque social.
— Empezaron a regular la importación de harina...
— Cuando hubo problemas de abastecimiento de harina y elevación del precio del pan se creó un fideicomiso de $us 49 millones para importar harina, arroz y manteca. Permitió regular el precio del pan (Bs 0,40). Ahora cerramos el fideicomiso y devolvemos ese monto y una utilidad pequeña al TGN. No ha habido subvención. Hubo un trabajo eficaz y transparente.
— En ese marco está la importación de azúcar y otros...
— Es importante aclarar que Bolivia no es un país importador de alimentos. Queremos ser productores y tener excedentes, abastecer el mercado interno y exportar. Se importa porque se generan déficits en la producción, existe sobredemanda de productos y se genera especulación y agio. Ahí entramos para regular los precios haciendo la importación de las cantidades deficitarias. Ahora no necesitamos importar harina, arroz y manteca porque las políticas implementadas (por Emapa) han sido las adecuadas.
Tenemos dos convenios con el Japón y con ello importamos insumos o maquinaria pesada; importamos fertilizantes y entregamos a pequeños productores a precios siempre por debajo del mercado, cumpliendo con nuestro objetivo de regulación. Los fertilizantes están entre Bs 200 y Bs 300 y han ido bajando. Logramos que se regulen los precios en el mercado nacional de fertilizantes.
Tal vez no parezca estratégico, pero importamos clefa para los zapateros, porque ellos compraban a un solo importador que monopolizaba. De Bs 520 bajó a 400. Tenemos la obligación de tener el precio más bajo: se comercializa en Bs 370, bajo mucho control porque la clefa es sustancia controlada; aunque se molestaron porque el privado no tenía esta exigencia.
Otro convenio con Japón (por $us 4 millones) permite comprar fertilizante para el sector papero. Llega a fines de mayo. Vamos a trabajar con productores de Incahuasi, Culpina, Ravelo y el altiplano de La Paz. Ellos tienen que vender a un precio justo. Hay algo que no podemos evitar: la intermediación.
Con la importación de azúcar se estabilizó la provisión. Estamos importando maíz, 37.500 toneladas para lecheros y avicultores. También importamos cemento.
— Administran empresas...
— Sin vulnerar nuestras funciones, que permiten administrar proyectos productivos, aceptamos ese reto. Se regularon los precios con la planta de palmitos; el precio del tallo, el cogollo ahora está entre Bs 1 y Bs 1,50. La competencia les paga unos 0,75ctvs (unos 10 centavos más que antes). La meta es que se beneficie el productor.
En la planta de textiles, en Riberalta, capacitamos a la gente: exportamos a Venezuela. Ahora venderán 2.000 prendas de trabajo a la ABC (Bs 300.000). Vamos a hacer un convenio con el Servicio Departamental de Caminos con el fin de impulsar esta iniciativa comunitaria. Estamos negociando fabricar poleras para un cliente en Venezuela, por $us 100.000. En un futuro se decidirá transferir esas plantas para que se hagan cargo de la administración total.
— ¿No es una competencia para los micro y pequeños empresarios que también buscan vender al Estado?
— En absoluto, porque la producción de esta planta (textiles) es marginal no podríamos copar todo lo que el mercado demande. Estamos dando oportunidades a la gente de esa región, a la que se estigmatizó por ser zafreros. También coadyuvamos a pequeñas, medianas y grandes empresas para que exporten $us 30 millones a Venezuela.
— Promueven precios bajos para la importación y altos dirigidos a la exportación...
— Hay que buscar equilibrio. No podríamos pagar más a nuestro productor. Justo precio para ellos y para el consumidor.
— En pasados días se habló del 21060 y su desaparición...
— No vamos a matar la oferta y la demanda, tienen que existir, pero como Estado vamos a intervenir para que no se aprovechen, que no haya especulación, agio. Los precios internacionales también se han elevado. Aquí, ha habido control de mercado, se han regulado precios, para el productor y el consumidor. El empresario tiene que ser más solidario, tiene que ganar menos.
SS.
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