Guillermo Pou Munt es presidente de la Cámara de Exportadores de La Paz (Camex) y está seguro de que la actividad exportadora es esencial para el desarrollo paceño, pero advierte que se debe dejar de perder la oportunidad de convertir al departamento en una gran zona de influencia económica con participación de iniciativas privadas, públicas y mixtas, que aporten a la construcción de un plan estratégico que le de prioridad a la construcción de infraestructura, especialmente caminos
— ¿Es posible el desarrollo del sector exportador paceño?
— No hay que perder de vista que la exportación es la única alternativa de desarrollo en el largo plazo y sostenible para La Paz. No hay otro camino, los mercados internos son pequeños y no tienen mucho nivel de consumo. La Paz ha tenido un desarrollo lento de su oferta exportable, pero ha sido sostenible. Hay una serie de variables que nos han afectado para no crecer más y más rápido. La virtud de la oferta de La Paz es su industria manufacturera; tiene la mayor concentración de Bolivia y eso es lo que la hace valiosa. Ciertamente hay grandes emprendimientos mineros, hidrocarburíferos y otros, pero ninguno tiene el impacto en generación de empleo y sostenibilidad de una fábrica.
— ¿Por qué el lento desarrollo?
— Más por falta de empeño que por falta de oportunidades. Ahora hay un nuevo grupo de empresarios paceños jóvenes que están dispuestos a hacer empresa acá y no tienen aversión a temas como hacer actividad empresarial en El Alto, impresión errada porque es nuestra área normal para industrializar. Las exportaciones paceñas el 2009 y 2010 han crecido más de un 70%, en valor; claro que el volumen no acompaña. También hay un incremento en la actividad minera.
— ¿Cuáles son las 3 variables que hoy permiten un desarrollo?
— Una coyuntura económica positiva en el mundo; pese a que hay visiones diferentes, se han generando condiciones para aumentar nuestra oferta exportable. Dos, se han encontrado espacios interesantes, mercados como en Venezuela que han sido bien aprovechados, y se ha generado la conciencia de pelear por nuestros mercados. Tres, que avanza poco a poco y siempre lo percibí como una necesidad, es un ajuste a nuestra mentalidad pasando a una visión más empresarial. Hay más paceños que optan por trabajar y generar empresa. Tenemos que lograr que lo hagan aquí.
— ¿Qué obstaculiza?
— La falsa percepción de que hacer negocio en La Paz es difícil, vinculada a que en la Sede de Gobierno todo el mundo protesta y reclama temas nacionales. El segundo, es la carencia de líderes regionales en el ámbito empresarial, cívico, político. Los liderazgos regionales son escasos y no están apuntalando una visión de desarrollo del departamento. Hay líderes que miran a Bolivia y necesitamos gente que mire a La Paz. El tercer elemento, hay un brutal rezago en infraestructura dentro del departamento. Tenemos que retomar con energía la construcción del desarrollo paceño.
— ¿La Camex está decidida a liderar este proceso?
— Estamos decididamente involucrados en promover que se haga construcción. Estamos trabajando con la Gobernación, promoviendo diferentes obras y otros temas prioritarios en el marco de un Plan Estratégico de Desarrollo de La Paz, con una visión de 20 años. Hasta ahora la respuesta de la Gobernación es positiva; estamos creando espacios para seguimiento y evaluación de resultados. Somos la ciudad más grande entre el sur del Perú, el norte de Chile y todo el oeste de Bolivia. La mayor preocupación es que en La Paz se construya un espacio de liderazgo que promueva nuestro desarrollo para que nuestros hijos puedan prosperar y disfrutar y no tengan que emigrar.
— ¿Es competencia la empresa pública?
— Hay un error de concepto: no puede haber competencia en un país tan pequeño; hay animadversión e incompetencia o capacidad para ponerse de acuerdo. Estoy seguro que hay posibilidad de encontrar un espacio para que cada quien pueda hacer algo. Por ejemplo, San Buenaventura, tal vez quisiera que produzcan otras cosas y no sólo azúcar, pero si es la excusa para llevar una carretera, construir una ciudad y desarrollar el Norte de La Paz, hay que hacerlo. El público, privado y empresas mixtas pueden encontrar un espacio; la cuestión es si podemos racionalmente y con serenidad sentarnos en la mesa, ponernos de acuerdo y construir alianzas. Creo que en Bolivia estamos en ese camino.
SS, 20 de febero, El Financiero
— ¿Es posible el desarrollo del sector exportador paceño?
— No hay que perder de vista que la exportación es la única alternativa de desarrollo en el largo plazo y sostenible para La Paz. No hay otro camino, los mercados internos son pequeños y no tienen mucho nivel de consumo. La Paz ha tenido un desarrollo lento de su oferta exportable, pero ha sido sostenible. Hay una serie de variables que nos han afectado para no crecer más y más rápido. La virtud de la oferta de La Paz es su industria manufacturera; tiene la mayor concentración de Bolivia y eso es lo que la hace valiosa. Ciertamente hay grandes emprendimientos mineros, hidrocarburíferos y otros, pero ninguno tiene el impacto en generación de empleo y sostenibilidad de una fábrica.
— ¿Por qué el lento desarrollo?
— Más por falta de empeño que por falta de oportunidades. Ahora hay un nuevo grupo de empresarios paceños jóvenes que están dispuestos a hacer empresa acá y no tienen aversión a temas como hacer actividad empresarial en El Alto, impresión errada porque es nuestra área normal para industrializar. Las exportaciones paceñas el 2009 y 2010 han crecido más de un 70%, en valor; claro que el volumen no acompaña. También hay un incremento en la actividad minera.
— ¿Cuáles son las 3 variables que hoy permiten un desarrollo?
— Una coyuntura económica positiva en el mundo; pese a que hay visiones diferentes, se han generando condiciones para aumentar nuestra oferta exportable. Dos, se han encontrado espacios interesantes, mercados como en Venezuela que han sido bien aprovechados, y se ha generado la conciencia de pelear por nuestros mercados. Tres, que avanza poco a poco y siempre lo percibí como una necesidad, es un ajuste a nuestra mentalidad pasando a una visión más empresarial. Hay más paceños que optan por trabajar y generar empresa. Tenemos que lograr que lo hagan aquí.
— ¿Qué obstaculiza?
— La falsa percepción de que hacer negocio en La Paz es difícil, vinculada a que en la Sede de Gobierno todo el mundo protesta y reclama temas nacionales. El segundo, es la carencia de líderes regionales en el ámbito empresarial, cívico, político. Los liderazgos regionales son escasos y no están apuntalando una visión de desarrollo del departamento. Hay líderes que miran a Bolivia y necesitamos gente que mire a La Paz. El tercer elemento, hay un brutal rezago en infraestructura dentro del departamento. Tenemos que retomar con energía la construcción del desarrollo paceño.
— ¿La Camex está decidida a liderar este proceso?
— Estamos decididamente involucrados en promover que se haga construcción. Estamos trabajando con la Gobernación, promoviendo diferentes obras y otros temas prioritarios en el marco de un Plan Estratégico de Desarrollo de La Paz, con una visión de 20 años. Hasta ahora la respuesta de la Gobernación es positiva; estamos creando espacios para seguimiento y evaluación de resultados. Somos la ciudad más grande entre el sur del Perú, el norte de Chile y todo el oeste de Bolivia. La mayor preocupación es que en La Paz se construya un espacio de liderazgo que promueva nuestro desarrollo para que nuestros hijos puedan prosperar y disfrutar y no tengan que emigrar.
— ¿Es competencia la empresa pública?
— Hay un error de concepto: no puede haber competencia en un país tan pequeño; hay animadversión e incompetencia o capacidad para ponerse de acuerdo. Estoy seguro que hay posibilidad de encontrar un espacio para que cada quien pueda hacer algo. Por ejemplo, San Buenaventura, tal vez quisiera que produzcan otras cosas y no sólo azúcar, pero si es la excusa para llevar una carretera, construir una ciudad y desarrollar el Norte de La Paz, hay que hacerlo. El público, privado y empresas mixtas pueden encontrar un espacio; la cuestión es si podemos racionalmente y con serenidad sentarnos en la mesa, ponernos de acuerdo y construir alianzas. Creo que en Bolivia estamos en ese camino.
SS, 20 de febero, El Financiero
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