Alicia Bárcena.Es secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe, llegó a La Paz en una misión de tres días
organizada por la Vicepresidencia del Estado, Ministerio de la
Presidencia e IDEA Internacional. Cumplió una agenda apretada de
reuniones con las autoridades nacionales, presentó un balance económico y
social en Bolivia y la región, y participó en un seminario con el
sector privado sobre convergencia productiva de pymes agrícolas y rentas
de las materias primas.
— ¿Después de tres años y medio en la Secretaría Ejecutiva de CEPAL cómo ve a la región?
— La región está en un punto de inflexión muy importante. Me alegra que
me haya tocado esta era porque estamos viviendo un verdadero cambio de
época.
En el lugar en el que estoy, estamos
repensando los modelos de desarrollo, porque no creo que haya un solo
modelo y de pronto es posible entender dónde está el alma
latinoamericana y caribeña. Y creo que esa alma está en búsqueda por la
igualdad, en función de derechos; además refleja la agenda de las
Naciones Unidas y la del desarrollo.
Llego a la
región, hace tres años y medio, cuando se está dando este punto de
inflexión, donde el modelo anterior neoliberal, capitalista —diría el
capitalista financiero, había un cepalino Aníbal Pinto que le llamaba
capitalismo financiero salvaje— es el que está muriendo porque se dedicó
a producir dinero por el dinero y no puso el financiamiento o los
recursos al servicio de la economía real, de la gente, del desarrollo
social. En la región, con la diversidad de formas de pensar, creo que
hay un consenso: ese modelo se agotó y nos dejó tristemente en el nivel
de ser la región más desigual del mundo, no la más pobre. Era un modelo
que estaba reproduciendo desigualdades.
La región
está perfectamente lista hoy para explorar nuevos rumbos, cada país a su
pinta, cada sociedad a su estilo, en la búsqueda de un modelo que se
adapte a sus fortalezas, debilidades, retos, desafíos, con una
aspiración común que es la igualdad.
— ¿Cómo se explica esto?¿Son temas políticos o sociales o tiene que ver
con que los latinoamericanos aprenden a reconocerse y valorarse?
— Los latinoamericanos hemos sufrido mucho, 500 años de búsqueda de
identidades porque fuimos una región colonizada y es una experiencia muy
dura. Colonizar significa que el que llegó, extrae, se lleva y se va,
no se compromete. En algunos casos llegaron otros colonizadores que se
quedaron. La búsqueda del sentido de pertenencia de nuestras identidades
es lo que está en juego. ¿Cómo le llamamos a eso? Es un proyecto
político, claro. Y además parte de la base que nuestra región avanzó
mucho en el proceso democrático y por primera vez hemos logrado tener
presidentes que no nos hubiésemos imaginado nunca, en lo que yo llamo
que hay una movilidad social; una esperanza de que el pueblo y los
representantes de causas sociales puedan llegar a ser presidentes.
El caso de Lula da Silva, un obrero metalúrgico que fue capaz de llegar
a la presidencia de Brasil y logró una cantidad de cosas. Tenemos una
maravillosa mujer, Michelle Bachelet, con una trayectoria impecable, una
doctora que sufrió mucho a partir de las dictaduras y fue capaz de
construir un modelo de seguridad social, de protección universal para
Chile. Evo Morales es un gran ejemplo, es de una comunidad campesina en
Oruro. Eso es lo valioso de lo que está pasando en nuestro continente.
Hay procesos democráticos que están confluyendo con utopías de
desarrollo, con caminos. Lo que me queda clarísimo es que estamos
listos para hacer las cosas a nuestra pinta; el cómo nosotros creemos
que se deben hacer las cosas, bien o mal, pero hecho en casa. Es una
lección muy valiosa.
— ¿La crisis financiera de los países desarrollados ha acelerado este proceso?
— Exacto. Pero ustedes, aquí en Bolivia empezaron antes. A partir de
2006 se dio un punto de inflexión, las cifras lo dicen. Es cierto que
algunas cosas venían de antes y no hay que dejar de reconocer que se va
construyendo sobre lo hecho. Ustedes armaron una nueva Constitución
Política del Estado (CPE) en 2009; es muy reciente como para decir si
funciona o no. Hay que darle tiempo, a que la CPE se exprese en
diferentes normativas. Es un cambio paradigmático que ha vivido este
país. Un cambio de esa magnitud no se va a consolidar en poco tiempo.
Necesita tiempo.
— Las cifras
macroeconómicas bolivianas están bien. Evo Morales dijo en algún momento
que se iba a contracorriente de las recetas de los organismos
internacionales y que no confiaba en sus cifras, incluyendo a la CEPAL.
¿Cuál es la oportunidad que ve la CEPAL ahora en Bolivia?¿Hay una
apertura?
– Claro que sí. Nosotros
trabajamos mucho con los datos de Bolivia. La Unidad de Análisis de
Políticas Económicas y Sociales (UDAPE) es un sitio de referencia muy
importante para nosotros. Tomamos en cuenta la encuesta de ingresos y
gastos de Bolivia y la analizamos con nuestra metodología y ahí es donde
está la construcción. Entiendo lo que decía el presidente Morales en
relación a las cifras y estadísticas.
Lo interesante
es que si uno va mostrando el origen de estas cifras, estadísticas y
cuadros comparativos se va generando la confianza para decir: éste es
un organismo imparcial. La neutralidad no existe, de eso estoy
convencida, la imparcialidad sí. Quiero que la CEPAL sea un centro de
ideas, de referencias estadísticas, de análisis de lo que se está
haciendo, con una óptica abierta sin llegar a ninguna idea
preestablecida, tratando de entender que, finalmente, somos una
institución de desarrollo. Creo que el desarrollo es también el derecho a
ser diferentes, el derecho a desarrollarse como cada país pueda hacerlo
en base a los recursos que tiene, en los desafíos de igualdad o las
brechas que tiene que cerrar.
— Coincidencias....
— Creo que hemos coincidido con lo que Bolivia quiere hacer en los
planteamientos. Desde que llegué a la CEPAL hemos planteado una hoja de
ruta: es la hora de la igualdad y establecimos brechas por cerrar y
caminos por abrir. Ahí es donde creo que con el presidente Morales y
otros presidentes de la región nos hemos reencontrado para hallar este
camino conjunto. Quiero decir que la propuesta de la CEPAL debe nutrirse
de las experiencias de los países; nosotros no tenemos la verdad, nadie
tiene la verdad, más bien hay que venir y aprender. Los organismos
internacionales, incluida la CEPAL tenemos mucho que aprender de lo que
ustedes están haciendo, como hemos aprendido mucho de lo que está
haciendo Uruguay, Paraguay, Centroamérica. Cada país está tratando por
diferentes maneras de salir adelante. Eso podemos traer a la mesa.
Por ejemplo, me llamó mucho la atención la política fiscal que está
siguiendo Bolivia. Me interesó desarrollar un estudio del caso sobre
cómo se ha diseñado esta política fiscal, sus instrumentos, sus
elementos, cómo se está trabajando en ella. Y estoy en la mejor
disposición de traer otras experiencias como la uruguaya que también me
parece muy progresista. Muy buena la reforma fiscal de este país. Se
puede llevar a otros países que no han intentado estas reformas y que
les hace mucha falta (señala con énfasis), como a muchos países de
Centroamérica. Y estoy segura que mirarán y dirán: esto es lo que
necesitamos allá.
Lo que hay que hacer es creer en nosotros mismos y creer en lo que estamos haciendo y también compartir las experiencias.
— Su opinión sobre dos temas en debate. ¿Necesitamos ser más formales
en la región? (hay mucha informalidad, se estima que en Bolivia el 70%
de los negocios es informal). ¿Necesitamos inversión extranjera?
– No sé si la palabra es la formalidad, depende de lo que entendamos
por ello. Sí necesitamos tener instituciones, reglas, claridad para que
todos los actores que participen en el desarrollo tengan sus
expectativas bien diseñadas y bien reguladas. Para ello se requieren
instituciones, capacidad de gestión, capacidad de diálogo y esto se
construye a través de pactos sociales.
Es verdad que
hay que tener un rumbo, un plan, una ruta de navegación y después hay
que tener la capacidad para sentarse en la mesa y decir a ver qué te
parece si nos vamos de aquí para allá caminando, no mejor volando, no
mejor en auto. Ya nos pusimos de acuerdo que allá queremos llegar y
ahora hay que definir el cómo llegamos, en cuánto tiempo llegamos, quién
pone qué, quién carga la mochila, un tramo tú, otro yo. Eso es parte
del proceso.
Si debe o no haber inversión extranjera es una decisión que cada país debe tomar. Lo que tiene que haber es inversión.
Creo que lo que hay que definir es qué inversión es fundamental; es el puente entre el corto y mediano plazo. Te da una señal.
Si el que invierte es un privado o un extranjero eso forma parte del pacto económico y social que cada país tiene que definir.
Lo que no se puede permitir es que los recursos naturales, la
productividad y las ganancias se sigan yendo de nuestros países sin
dejar nada a nuestros pueblos. Eso, a cualquier costo tenemos que lograr
un equilibrio. Que vengan y que ganen plata, por supuesto, pero no toda
y que ese algo se pueda redistribuir con equidad en los países.
Perfil
Nombre: Alicia Bárcena Ibarra
Nació: 5-03-1952
Profesión: Bióloga
Cargo: Secretaria Ejecutiva de la CEPAL
Nació en Distrito Federal, capital de México. Estudió Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una maestría en Administración Pública en Harvard University.
“Mi primer trabajo fue con las comunidades indígenas mayas; estudié y trabajé con ellos en un proyecto sobre el conocimiento tradicional de los recursos naturales. Me tocó hacer el diccionario de los nombres tradicionales e indígenas, usos y significados de las plantas. Fue hermoso (...) ¿Cómo llego a la CEPAL? Uno se va comprometiendo en el camino. Me di cuenta que estos pueblos tenían muchos problemas con el desarrollo, infraestructura que querían construir y que no había consulta a ellos. Empecé con el trabajo comunitario y así fui a dar al Gobierno. Me invitaron a la Secretaría de Ecología e hicimos los primeros planes de manejo de zonas protegidas”. En Naciones Unidas trabajó para la Cumbre de la Tierra. Ingresó a la CEPAL hace 12 años. “Y ahora estoy trabajando para la región, mi sueño dorado. Llevo tres años y medio”.
SS. Publicado en El Financiero 11 de diciembre
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