— Se creó en 2008. Fue una iniciativa de compañeros de la universidad
con la inquietud de la investigación. IBEPA, además de prestar varios
servicios, tiene dos revistas: Análisis y CienciAgro; la primera busca
aportar a la creación de políticas públicas para el desarrollo rural y
económico y la otra es más científica en su contenido. Ambas también
están en internet.
— ¿Qué servicios presta IBEPA?
— Trabajamos con profesionales nacionales y extranjeros interesados en
la investigación y análisis. IBEPA presta servicios de asistencia
técnica en el área rural, desde el punto de vista del municipio
productivo; apoyamos en la elaboración de proyectos y acogemos a
tesistas que están en el último año de las carreras de Economía,
Agronomía y otras de ciencia aplicada.
— ¿A quiénes han dado asistencia técnica en el país?
— En Jesús de Machaca se han hecho huertos escolares y familiares, con
capacitaciones. La semana pasada firmamos un convenio con la comunidad
de Wancollo para asistencia técnica, investigación, seguridad
alimentaria, salud y educación durante diez años; está en el municipio
de Tiwanaku.
— Es un proyecto largo, ¿cómo lo encararán?
— Por un lado, tal vez postularemos a los financiamientos
internacionales, y por otro es importante hacer una empatía con los
comunarios para que ellos sean los artífices de su desarrollo. Es lo que
se llama gana-gana. No es un proyecto largo, es más bien corto. El
ciclo agrícola es una vez al año, hablamos de unas diez cosechas. Los
cultivos tradicionales del lugar son de papa y haba. Por la seguridad
alimentaria nos interesa mucho introducir la horticultura en carpas
solares; así no dependemos de la lluvia, sino de un sistema de riego. No
habrá nuevos sembradíos, porque ellos ya tienen los suyos y más bien
buscaremos recuperar algunos que se están perdiendo.
— ¿Con quiénes firmaron el convenio, entra la Alcaldía?
— El gobierno municipal puede participar porque Wancollo está bajo su
jurisdicción, pero la idea nació de la comunidad y ahí es donde se hará
todo este tipo de investigación. Uno de los programas incluye ofrecer
servicios de Wancollo a otras comunidades. Por ejemplo, si capacitamos
en inseminación artificial a los comunarios de Wancollo, ellos serán
quienes capaciten a sus vecinos. Así estamos empoderando a la comunidad
para que una vez que nosotros salgamos, ellos sean capaces de seguir
adelante. No queremos ser asistencialistas, creo que ahí hay un error de
las organizaciones no gubernamentales: cuando un proyecto termina, se
termina todo y no empoderan a los campesinos.
— ¿Qué otros temas agrícolas incluirán en este proyecto?
— Nuestra tarea es capacitar en temas de desarrollo productivo (carpas
solares, sanidad animal, vegetal, lechería y otros), agrícola y
pecuario, ligados a la nutrición, a superar la mala alimentación (y
fortalecer la) salud y educación. Se busca cerrar el círculo para que
salgan de la pobreza.
— ¿Estos temas los han propuesto ustedes o los seleccionaron con la comunidad?
— Participaron dirigentes de la comunidad y ellos los socializaron con
las bases; a partir de ello se ha firmado el convenio. Nació de la
necesidad de ver las cosas de manera integral, de no trabajar como un
agrónomo, una nutricionista o un salubrista solo. Hoy el reto es ver
hasta qué punto somos integrales, inclusive desde el punto de vista
intercultural. Además en esa comunidad ya tenían un proyecto de turismo
que les llevó hasta la construcción de un “spa andino”, porque tenían la
intención de que los turistas que visiten Tiwanaku vayan luego a
tomarse unos masajes de relajación o a dar paseos en bicicleta en
Wancollo; pero por varias razones no llegaron a funcionar. Eso también
es parte del convenio con nosotros.
— Entonces van a incursionar en temas de turismo?
— En el área de capacitación, y el principio será el mismo: que los
comunarios se fortalezcan para manejarlo y que puedan vender el
servicio, no lo haremos nosotros.
— ¿Algún obstáculo?
— A veces no se ayuda mucho a las iniciativas y afecta la parte
política, no partidaria. No todos tenemos o podemos comprender a lo que
se quiere llegar.
— ¿Qué proyectos apoyaron?
— Identificamos que los proyectos que no se hacen desde la comunidad
son muy académicos. Información de primera mano no la tenemos y tampoco
los hacedores de políticas públicas tienen investigaciones a la mano.
— ¿Cree usted que la agricultura es más importante que los hidrocarburos?
— Creo que sí. Todo país si no tiene base agrícola no puede tener buen
desarrollo económico. Lamentablemente, la base económica de Bolivia son
los hidrocarburos, pero es relativo, porque ya tenemos experiencia con
lo que pasa con los minerales y puede pasar igual con el gas. La mayoría
de la población necesita comer y alimentarse y, si ésta es la base,
entonces el reto es ese. El Gobierno debería promover y apoyar más la
agricultura tomando en cuenta a los comunarios, empresa privada e
instituciones públicas.
Perfil
Nombre: René Álvarez
Profesión: Agrónomo
Cargo: Coordinador del Instituto Boliviano de Economía y Política Agraria
Consultor en temas agrícolas
Es potosino. Tiene 43 años. “Soy hijo de minero relocalizado de
Comibol. Nací en el campamento Pailaviri y desde 1996 vivo en La Paz”.
Inició sus estudios en la carrera de Auditoría, pero cambió. Es
ingeniero agrónomo de la Universidad Mayor de San Andrés. Desde hace
varios años es consultor individual. Es parte del equipo que creó el
IBEPA. También coordina al equipo editorial de las revistas de difusión.
“En octubre llega el director, Juan Carlos Torrico (profesor en
Alemania), y empezaremos una gran investigación sobre el desarrollo
productivo de Bolivia hacia 2025. Estamos armando un equipo nacional e
internacional con la universidad de Colonia”.
SS. Publicado en El Financiero, 21 de julio, 2013
SS. Publicado en El Financiero, 21 de julio, 2013
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