A partir de la década de los noventa, y con mayor intensidad a partir de
2000, la frontera agrícola de la quinua y el número de productores se
van incrementando en el Altiplano Sur de Bolivia, una consecuencia de
los altos precios en mercados internacionales.
“Nuestro país debe
mostrar al mundo cómo hemos preservado las prácticas ancestrales de este
cultivo, generando una cultura productiva con criterios de
sostenibilidad y alimento sano para su consumo”, expresa el coordinador
de Compasur-Fautapo, David Soraide Lozano.
A partir de la década de los noventa, y con mayor intensidad a partir
de 2000, la frontera agrícola de la quinua y el número de productores se
van incrementando en el Altiplano Sur de Bolivia, una consecuencia de
los altos precios en mercados internacionales. El impacto ambiental
preocupa, pero sin información no se puede avanzar en la toma de
decisiones. Por ese motivo se elaboró el Atlas Productivo de la Quinua
para conocer con detalle lo que sucede en la zona productora y
exportadora de quinua real.
El documento cuenta con información satelital y de trabajo de campo,
realizado por técnicos de Compasur, Fautapo, el servicio de meteorología
(Senamhi), el Instituto Nacional de Estadística y el Ministerio de
Desarrollo Rural y Tierras.
Muestra que el número de productores de quinua real en los municipios
del Altiplano Sur llega a 5.978, todos permanentes. Están en los
municipios de San Pedro de Quemes, Tahua, San Agustín, Pampa Aullagas,
Santiago de Huari, Santuario de Quillacas, Llica, Uyuni, Salinas de
Garci Mendoza y Colcha K.
“Los productores permanentes constituyen la población que vive en las
comunidades, el sustento de su familia se basa en la producción
agropecuaria, principalmente en la producción de quinua, cumple las
normas y costumbres de su comunidad”, precisa el documento.
En cambio, los “productores residentes” no permanecen en sus
comunidades y solo retornan a sus comunidades para las actividades
temporales como el cultivo de quinua (barbecho, siembra, cosecha) y en
algunos casos “evaden las obligaciones con su comunidad”. La mayor
cantidad de productores permanentes están ubicados en el municipio
potosino de Colcha K. “Su territorio es también más grande que el resto
de los municipios de Potosí y de Oruro”, subraya el documento.
A partir de la gestión 2009, el Programa Compasur-Fautapo impulsa un
enfoque generado por experiencias de productores dedicado a la
producción biointensiva sustentable. “La finalidad es contar con una
alternativa que elimine la producción extensiva-extractivista,
producción fomentada por personas que han retornado de las ciudades a
las comunidades a explotar los terrenos de sus padres o abuelos, con la
finalidad de generar ingresos económicos, sin asumir los cuidados que
requiere el cultivo de la quinua y el suelo, para la conservación de la
fertilidad de los terrenos”, expresa Soraide.
La producción biointensiva se sustenta en las normas comunales,
conocimientos técnicos y ancestrales que son practicados por los
productores de quinua, subraya. “Un productor necesita obtener ingresos
entre Bs 40 mil y Bs 50 mil al año para cubrir necesidades básicas de su
familia. Debe generar esos recursos económicos produciendo entre 80 y
100 quintales de quinua por año”, detalla. “Con el enfoque de producción
biointensiva, este volumen de producción se logra con 4 a 5 hectáreas
de superficie, mientras que en la producción extensiva-extractivista, la
misma cantidad de quinua se logra entre 10 y 12 hectáreas”, explica.
En La Quinua Real en el Altiplano Sur de Bolivia. Documento técnico
para la denominación de origen, se estima que en la zona de producción
de la quinua real, según datos del censo 2001 del INE, hay 61.276
habitantes, que forman 15.319 familias.
Svetlana Salvatierra
Publicado en La Razón, 20 de febrero 2013
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