Marcelo Traverso. Es presidente de APIA (Asociación de Proveedores de
Insumos Agropecuarios), que agrupa a más de 700 empresas, nacionales y
extranjeras, y está dedicada a comercializar insumos agrícolas desde
hace 36 años. Subraya que aportan al desarrollo del sector agrícola
boliviano, pero alerta que grandes y pequeños agricultores deben ser
capacitados en el uso de pesticidas o fertilizantes, tanto en cultivos
tradicionales como orgánicos, con el fin de obtener alimentos de
calidad.
— ¿Cuál es la oferta de APIA?
— El reto para APIA es la consecución de los objetivos sociales
dedicados a la capacitación de agrónomos, agricultores, profesores y
niños en el área rural. Todas las afiliadas somos parte de la cadena
productiva, nos constituimos en empresas que traemos tecnologías nuevas
que aportan al boom agrícola del país. Mejorar la productividad de
nuevos cultivos para la exportación es la meta. El sector agrícola es el
que mejor reparte las utilidades de forma más democrática, porque
genera mayor cantidad de empleos directos e indirectos en toda la cadena
productiva; se mueve con relación a ello. El éxito de la agricultura es
el éxito de todos y el consumidor final se beneficia con una mejor
calidad de alimentos.
— ¿A qué tipo de agricultores apoyan en el país?
— La APIA trata de llegar al pequeño agricultor. De las empresas
grandes y medianas nos encargamos de que hagan un uso adecuado de la
tecnología, pero es más difícil llegar a los pequeños.
— ¿Han logrado mejorar o cambiar las prácticas tradicionales del pequeño agricultor?
— No es fácil, pero hemos logrado buenos resultados. Un ejemplo es
llegar a los niños para enseñarles qué vitaminas tienen las verduras.
Apuntamos a la educación para que se realicen los cambios en la
nutrición. No es un logro inmediato, pero estamos avanzando.
— ¿Qué logros tienen respecto del trabajo con los productores?
— Hemos capacitado en el uso adecuado de los productos, el manejo de
los insumos cuidando el medio ambiente. Por ejemplo, no lavar las
mochilas (de fumigación) en el río; tener cuidado en el manipuleo de los
productos y que los productos finales de los cultivos salgan sin
residuos.
— ¿Qué clase de pesticidas utilizan (comercializan)?
— Cualquier cultivo, tomate, cebolla, soya, quinua u otro, tiene su
enemigo, ya sean insectos o enfermedades. Se trata de evitarlos y sacar
la mayor cantidad de alimentos en una menor superficie. Los insumos
agrícolas abarcan desde las semillas, plaguicidas, hasta fertilizantes.
— ¿Hay contrabando de insumos agrícolas?
— La Aduana Nacional y el COA (Control Operativo Aduanero) tendrán que
hacer su labor. El peligro más grande es la adulteración, que ya viene
del exterior y entra por contrabando. El gran perdedor es el agricultor
porque cuando utiliza productos que no son garantizados pierde una parte
de su cultivo y puede contaminar el agua y el suelo. Es el riesgo.
— ¿El productor sabe a lo que se está enfrentando?
— El gran peligro es para el pequeño agricultor que está lejos y junto a
los medianos y grandes agricultores cometen un error común: comprar por
bajo precio. Lo barato cuesta caro. La entidad llamada a controlar el
producto final es el Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e
Inocuidad Alimentaria). — ¿Se necesitan más normas?
— Creo que se necesita más acción porque las normas ya existen. Es un tema de voluntad.
— ¿Es un tema de ética?
— Sí. Los expendedores que quieren incrementar sus ganancias pueden
tomar productos robados, contrabandeados y adulterados, paga el
agricultor y el ciudadano al comprar alimentos.
— ¿Cómo garantiza APIA sus productos?
— APIA cuenta con más de 70 empresas afiliadas. Representamos a
compañías muy serias, tenemos ingenieros agrónomos; cuando un agricultor
toma los servicios del asesoramiento y crédito del insumo, adquiere una
empresa legal. Esa es la diferencia.
— ¿Cuánto comercializan?
— Hablamos de $us 700 millones al año. Ése es el impacto del eslabón
APIA (insumos y maquinaria). La cadena productiva agrícola genera más de
$us 3 mil millones en el país. Esto incluye a todas las cosechas del
país. Alimentamos al país y exportamos.
— ¿Cuál es su posición respecto a los cultivos orgánicos?
— La agricultura es un negocio para el agricultor. El pequeño también
es una entidad privada que arriesga. Si hay un mercado para productos
orgánicos hay que apoyarlo al igual que la agricultura tradicional. Sin
embargo, no crece de manera espectacular. El mundo quiere más alimentos y
los orgánicos no son baratos. Somos 7.000 millones de almas en el
mundo. Se necesita más investigación pública y privada para poder
enfrentar estas necesidades.
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