Un poco de riesgo y muchas ganas de hacer negocio se suman a los 
conocimientos universitarios; un aliado estratégico y buenos contactos 
construyen una marca. Así, tres mujeres crearon una empresa de joyas, 
que se distinguen porque combinan texturas y colores andinos. 
 “Musa Arte en Joyas” es el nombre del negocio que 
saltó del gusto por la joyería hecha con perlas, cristales swarovskys, 
corales, turquesas y otras piedras semipreciosas, a marcar una tendencia
 con joyas elaboradas con sal de Uyuni, flor de la quinua real, papel de
 totora del lago Titicaca, cuero de lagarto de la Amazonía, la 
bolivianita, madera y tejidos de lana de alpaca.
 La 
historia de este negocio empieza con Valessa Sahashi Miranda. Estudió 
Administración de Empresas en la UPB. Trabajó en la administración 
pública y en el sector privado estuvo en el área comercial de Ametex. Se
 fue a Taiwán a especializarse. “Allí vi tantas piedras y materiales 
para hacer joyas que me gustó la idea y me comuniqué con mi amiga”, 
recordó.  
 Cecilia Mendoza Portugal estudió 
Ingeniería Industrial en la Universidad Mayor de San Andrés. Trabajó más
 de cinco años en Ametex, en las áreas de Diseño y Nuevos Productos, y 
luego como responsable de la Sala de Muestras (donde realizaban los 
prototipos para exportación). Fue jefa de Producción hasta que se casó y
 se retiró para ser mamá. “Tuve a mi primera hija y ya no tenía tiempo 
para trabajar como dependiente. La idea de negocio que planteaba Valessa
 era una gran oportunidad”. Además, subrayó que “tenía conocimientos 
básicos en joyería”, recibidos en la universidad.
 “Así que decidimos unir nuestros esfuerzos, cada una en un área determinada”, puntualizó. 
 Era agosto de 2010 cuando se creó la empresa. Pero empezaron en marzo 
con la elección del nombre, el diseño de la imagen corporativa y cumplir
 con los requisitos legales para ser una Sociedad de Responsabilidad 
Limitada (SRL). “Revisando nombres en internet, Musa me pareció lindo”, 
precisó Mendoza. 
 Una amiga, Daniela Montero 
Valenzuela, fue una de sus primeras clientas. Ella estudió Derecho 
Empresarial en la UPB. “Me convertí en compradora masiva y mis amigas me
 preguntaban dónde las había comprado, y las derivaba a ellas. Luego me 
ofrecieron ser su socia y no lo pensé dos veces. Siendo compradora y 
pasando la voz ya ganaba algo. Me sumé”, relató la que hoy es 
responsable de Ventas y Marketing.
 “Cada pieza es 
diferente y no las encuentras en todas las joyerías. Ahora estoy 
dedicada a ver cómo nos hacemos conocer más en el exterior”, dijo. Sin 
embargo, las tres socias saben que ese es un plan a largo plazo.
 Por el momento producen joyas para épocas altas como Navidad o el Día 
de la Madre. Esto afecta un poco la provisión de material. Los 
proveedores de plata les venden más de diez kilos y ellas sólo necesitan
 tres kilos. Por el resto de los materiales no reciben factura, los 
adquieren de empresarios informales. Pero el pago de sus impuestos está 
al día. “Esa fue una exigencia para poder presentarnos a nuestra primera
 feria de joyería en Madrid, España”, precisó Montero.
 El pilar es Marco Loayza. Es artesano joyero desde que era adolescente.
 Es el socio estratégico. Elabora los diseños de Cecilia Mendoza. “Con 
ellas tengo bastante trabajo, pero también presto otro tipo de servicio a
 quien solicita material laminado o hilos de plata”, destacó. Ahora, 
mantener actualizado su sitio web es clave para atender a sus clientes.
  Una oferta presidencial para musa
  Reunión
 La “Cruz Andina de Quinua”, presentada al mandatario Evo Morales, a la 
Ministra de Transparencia y al Canciller, será llevada al lanzamiento 
del Año Internacional de la Quinua 2013.

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