Johnny Delgadillo. Es director ejecutivo del Programa de Alianzas
Rurales (PAR) con resultados exitosos en promover la inversión de las
familias campesinas pobres en iniciativas productivas, en 110
municipios. La clave es que se organicen en asociaciones de productores,
abran una cuenta bancaria, tengan control social y sean eficientes para
recibir transferencias de dinero. Pueden solicitar apoyo financiero
para proyectos municipales que sean de beneficio a su negocio productivo.
— ¿Por qué nace el Programa de Alianzas Rurales (PAR)?
— El apoyo al sector rural estaba concentrado en políticas públicas muy
restringidas por el concepto de inversión pública. La problemática
rural es más de inversión de las economías familiares. Antes del PAR, el
apoyo al sector campesino era limitado a bienes comunes: podíamos
construir un sistema de riego, pero ¿qué de la conexión hacia la finca,
hacia la unidad, hacia la parcela productiva de la familia campesina,
que no tiene recursos a pesar de que tiene iniciativas? Por esta
limitación, el campesino queda al margen de un esquema real de
desarrollo rural.
La idea del proyecto era que no
recurran a las ONG financieras o entidades no reguladas que prestan
dinero y no tengan la capacidad de devolverlo. La cosecha no es un
empleo con pagos mensuales, se realiza una o dos veces al año, según el
cultivo. Y las tasas de interés aún son altas, hoy son 18% y antes 30%.
El préstamo para el pequeño productor en vez de sacarlo de la pobreza lo
deja más pobre. Conozco ejemplos, como un productor lechero que se
prestó para comprar vacas, las tuvo que vender para cumplir los pagos y
hoy vive en El Alto como albañil.
Otro tema
complicado es la precariedad en los sistemas de producción para lograr
un producto accesible al mercado con precios adecuados. Son temas de
justicia e igualdad de oportunidades para los pequeños productores; así
nació el Proyecto de Alianzas Rurales en 2005. Empezamos en 2006 y un
año después logramos que el Parlamento apruebe el convenio de
financiamiento con el Banco Mundial. Iniciamos con $us 28,4 millones. Es
un proyecto estrella, según instituciones extranjeras que evalúan este
tipo de proyectos.
— ¿En qué consiste el PAR?
— La finalidad es incrementar los ingresos de los pequeños productores
rurales, asociarlos y mejorar su acceso a los mercados. Partimos en 45
municipios y ya estamos en 110 municipios.
— ¿Bajo qué características?
— Más del 50% de su población vive en el área rural; son pobres, tienen
potencialidades; reciben migración interna, hay gente que se va al
Chapare, a Santa Cruz, al Chaco y últimamente a la zona del salar de
Uyuni.
— ¿Cuántos pobres hay allí?
— Más del 90% tiene necesidades básicas insatisfechas y más del 78%
vive por debajo de la línea de pobreza; son más de un millón de
habitantes. Ya llegamos a 36 mil familias, unas 165 mil personas en el
país, excepto Pando.
— ¿Cómo seleccionan?
— Difundimos el proyecto a las autoridades electas y productores. Luego
les ayudamos en su formalización como asociación de productores, a
conseguir su personalidad jurídica y sus estatutos. Con el apoyo de
técnicos se elabora el proyecto productivo hasta que tengan su plan de
negocios. Hacemos una evaluación financiera para ver su rentabilidad,
que no genere conflictos en la comunidad, y una evaluación ambiental.
Luego procedemos a la transferencia de recursos a la cuenta bancaria que
abrieron. Les financiamos el 70%, ellos ponen el 30%.
— ¿Qué implica ese 30%?
— Genera un compromiso económico y demuestra que es un proyecto que
realmente necesitan, que van a ejercer un control social estricto a sus
dirigentes, que controlarán al centavo porque también generarán bienes
comunes. Trabajamos con 794 asociaciones de productores y comprometimos
$us 43 millones. Transferimos recursos a 752 asociaciones por Bs 215
millones (unos $us 32 millones).
— ¿Mejoraron su economía?
— Con el proyecto, las familias campesinas subieron sus ingresos en $us
2.000 anuales por unidad productiva. Antes, la familia campesina sin
acceso a riego obtenía $us 350 anuales y la que tiene sistema de riego
complementario a las lluvias de verano estaba por encima de $us 1.200
anuales. El PAR está incrementando los ingresos de las familias
campesinas en un 30%. Apoyamos a crear el 80% de las nuevas
asociaciones.
— ¿Qué tipo de proyectos?
— La mayoría son agrícolas. Es una de la razones por las que el PAR
tiene éxito. Apoyamos iniciativas para la quinua, hortalizas, papa,
frutas, café, cacao, achiote, sésamo y otros; ganado y leche; también
artesanía y comunidades turísticas.
— ¿Para el mercado local?
— El 60% de los productos son para consumo interno y el 40% es para la exportación (como la quinua, café y sésamo).
— ¿Qué viene después?
— Hemos propuesto al Gobierno y al BM una segunda fase con la intención
de apoyar a que estas familias se financien el 70% y les ayudemos con
el 30%.
— ¿Ellos tienen que aprender a trabajar como empresa?
— Exacto. También tienen que mantener los centros de acopio porque se
arruinan y desprecian. Es la parte más complicada (asumir
responsabilidades) dentro de las asociaciones.
— ¿Necesitan más gestión administrativa?
— Creo que la capacitación empresarial es el tema y además desarrollar
un sistema de incentivos para promover la eficiencia dentro de sus
asociaciones. Si los socios son ineficientes, también la asociación.
Perfil
Nombre: Johnny Delgadillo
Profesión: Ingeniero Agrónomo
Cargo: Director Ejecutivo del PAR
Experto en temas de desarrollo rural Es
chuquisaqueño. Nació en el municipio de Villa Serrano. Los estudios
primarios los realizó en La Paz, en el colegio Hugo Dávila. Se tituló en
Ingeniería Agrónoma en la Universidad Juan Misael Saracho (Tarija). Se
especializó en Planificación del Desarrollo Rural en universidades de
Israel, Alemania y otros países. Participó en varias conferencias sobre
participación popular, descentralización y desarrollo rural. Son más de
20 años que trabaja en temas de desarrollo rural. “Elegí mi carrera
porque fue una elección de vocación, siempre me gustó estar relacionado
con la problemática rural y especialmente una identificación con la
población campesina. Creo que generó bastante sensibilidad en mi persona
conocer el área rural cuando estaba en colegio; las vacaciones las
pasaba en contacto con los campesinos, alfabetizando”. Empezó su carrera
como Encargado de Laboratorio de la universidad. Después fue técnico en
campañas fitosanitarias. Trabajó en el sector público y con organismos
internacionales en Bolivia y en países vecinos.
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