Los Cuentas también cultivan mandarinas y durante la época de este
cítrico obtienen Bs 5.000 por la cosecha. Tienen leche a diario y si
necesitan carne llevan una vaca al matadero municipal. Su trabajo les da
para el autoconsumo y la venta en el mercado local.
Seferino Cuentas es alteño y migró al oriente en 1999. “Veía el programa
(de Tv) Jenecherú y me atraía conocer esta tierra”, donde conoció a su
esposa Margot Peña, beniana, y adquirieron tierra en este municipio
cruceño, que es parte de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Guarayos.
Como otros, se dedicaban al monocultivo de maíz, arroz o soya. Como
debían invertir en fertilizantes, agroquímicos, secantes (para antes de
la cosecha), alquiler de maquinaria, pago a ayudantes por el pelado del
grano en la beneficiadora y otros costos de producción, la mayoría
terminaba empleado de jornalero en haciendas de los ganaderos.
“Ganábamos para la comida y la ropa. Los empresarios siembran arroz con
su maquinaria y los campesinos a mano. Eso cuesta”, dice Cuentas.
En su sembradío obtenía 230 arrobas de este producto y lograba una
utilidad de Bs 5.175 una vez al año, cuando el quintal se ofertaba en Bs
90 (2005); eso sí la cosecha no se echaba a perder por los efectos
adversos del clima.
Hoy, pequeños productores
siembran variedades del arroz “popular” utilizado para platos típicos
(majadito y locro). El valor de una arroba está en Bs 50 en el mercado
citadino de Santa Cruz. Los grandes cultivos son del grano delgado.
Juan Rojas López, oriundo de Comarapa, tampoco usa el monocultivo. En
1999 ya era dirigente sindical, fundó el MAS en esa región, fue albañil y
hoy es un orgulloso agricultor. Las familias Cuentas y Rojas decidieron
apostar por el modelo agroforestal y ahora tienen ingresos todo el año.
Un beneficio adicional es que sus hijos se capacitan en centros
técnicos y universitarios.
En los sistemas
agroforestales (SAF) hay especies perennes (frutales y maderables)
asociados con cultivos anuales (arroz, maíz), especies forrajeras
(arbustos) y producción ganadera. No usan agroquímicos ni fertilizantes.
“La combinación de árboles, cultivos y ganado es clave para la
alimentación y generación de ingresos para las familias”, asegura el
agrónomo Adrián Cruz, coordinador de la Unidad de Apoyo al Campesino
Indígena del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)
en Santa Cruz.
Capacitación para plantar árboles
frutales y maderables, elaborar plantines, incorporar la apicultura y
ganadería es parte del apoyo de CIPCA en estas zonas.
¿Cómo ganan? Todo el año tienen producción de plátano (guineos y para
freír), yuca y limón. Entre enero y marzo cosechan las variedades de
mangos, cacao y chocolatales silvestres cuyo grano se seca y vende en
pasta a Bs 10, en vasos de plástico (esta cantidad sirve para preparar
15 tazas).
Entre abril y julio cosechan toronja,
pomelo, mandarina y lima. La palta es de abril al igual que la miel de
abejas “señoritas” y “extranjeras”. Un pequeño frasco, de sabor
inigualable, vale Bs 60.
A fin de mes comienza la
cosecha de café y termina en julio. Los afiliados a la Asociación
Integral de Productores Agropecuarios de Ascensión de Guarayos (AIPAAG)
venden el grano a Café Ideal. “Procesamos poco para el pueblo de forma
manual”, señala Margot Peña. “Café Laguna Corazón es la marca. Vendemos
20 gramos en Bs 6 y 100 gramos en Bs 12”.
De julio a
octubre preparan el terreno para nuevos sembradíos, limpian, podan los
árboles. Hasta enero cosechan nuevamente la miel y el maíz. Otros SAF
incluyen piña, sandía, pacay, caña de azúcar, chirimoya y arroz.
En el municipio de Urubichá, a Benigno Chávez y Octavio Yaquirena les
interesa el crecimiento de la Asociación de Productores Chocolateros de
Urubichá (Achimu).
Cosechan cacao del bosque bajo
manejo forestal. “Dejamos frutos a los monos porque tienen que comer en
su casa y botan las semillas donde crecen más árboles y hay más cacao”,
enfatiza Yaquirena. Es un producto de gran demanda local e
internacional.
“Vivimos bien”, asegura Cuentas. Pero
ese esfuerzo familiar espera por infraestructura productiva, agua
potable, electricidad, vivienda y acceso a la salud. “Me cansé de pedir
al Gobierno que nos envíen expertos en proyectos. Nosotros no sabemos,
muchos ni siquiera terminamos el básico. Eso necesitamos”, sostiene
Rojas.
El desayuno escolar no incluye fruta del lugar
Los grupos productivos de 11 comunidades de campesinos e indígenas
formaron, el 25 de mayo de 2007, la Asociación Integral de Productores
Agropecuarios de Ascensión de Guarayos (AIPAAG) logrando que algunas de
sus necesidades sean atendidas por el gobierno local. Pero falta que sus
productos sean introducidos al desayuno escolar.
Carmen Raldes, secretaria de Transformación de AIPAAG, denunció que “no
hemos podido entrar al desayuno escolar. Yo sé que se puede. Ahora ponen
normas de la Gobernación de Santa Cruz”.
El gobierno
departamental cruceño financia el 60% de este beneficio que se entrega
durante los 200 días del año lectivo. En Ascensión de Guarayos unos
8.000 escolares lo reciben.
Leche, frejol, soya,
aceite y arroz son los productos de este subsidio. No se pueden cambiar,
aseguró Jaime Vásquez, director de Desarrollo Económico y Productivo.
La Junta de Padres se organiza para preparar la comida, que más parece
un almuerzo.
“En 2011 hemos trabajado en una
propuesta para que sean las organizaciones económicas del municipio las
responsables de proveer los alimentos del desayuno escolar.
De parte del municipio hay disposición, pero desde la Gobernación no aceptan”, dijo.
En La Paz, esta merienda incluye leche, yogur, pan, plátano, mandarina o
naranja. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) logró que varios
municipios en Chuquisaca adquieran productos locales con el mismo fin.
Así, el desarrollo local se fortalece.
Guarayos triplica inversión para el sector productivo
De Bs 450.000 a Bs 1.300.000 subió el presupuesto
para el área productiva de la Alcaldía de Ascensión de Guarayos,
municipio cruceño dirigido por la indígena guaraya Élida Urapuca.
El año pasado, los recursos para la Dirección de Desarrollo Económico y
Productivo llegaban a Bs 450.000, “menos del 2% del total que recibe”,
detalló el director Jaime Vásquez, agrónomo oriundo del chaco
chuquisaqueño que vive 15 años en esa ciudad.
“Con
ese dinero se compró ganado bovino para entregarlo a través de un fondo
rotatorio. Ascensión de Guarayos es una zona apta para el cultivo de la
piña; también se compraron plantines de plátano y semillas de
hortalizas, pero en pequeñas cantidades porque nuestros recursos son
limitados”, precisó.
“Hoy hemos logrado que el
presupuesto suba a Bs 1.300.000. Esto nos da la opción de apoyar con
mayores recursos e inversión en la parte productiva”, enfatizó.
Entre los proyectos están la compra y dotación de plantines,
elaboración de planes para captar más recursos de manera estratégica. En
ganadería se busca el mejoramiento genético. También se construirá una
planta para la transformación de cítricos y derivados de la miel, y se
fortalecerá la producción de arroz.
“El proyecto de
microrriego va a llevar agua de los ríos de cauce permanente a las áreas
de cultivo. Y en las parcelas se pueden hacer tipo piscinas o atajados
para que por gravedad, el agua vaya al cultivo”, detalló Vásquez. Tendrá
capacidad para regar 100 hectáreas.
“Será más
eficiente la producción, seis o siete toneladas por hectárea (dos veces
al año). Con este sistema ya no se seguirá tumbando árboles”, aclaró
Adrián Cruz, coordinador del CIPCA.
‘Aburabe’ en el territorio guarayo
“Aburabe”, así saludan en idioma guarayo. Reciben con un “buen día” al visitante en las comunidades o en la zona urbana.
“El territorio de la nación y pueblo indígena guarayo es el espacio de
vida, entorno ambiental y vivencias históricas donde se expresa su
identidad cultural.
Está reconocido por el Estado
boliviano como Tierra Comunitaria de Origen (TCO-TIOC) de propiedad
colectiva. Es un área de construcción social y política, que de acuerdo
con el marco jurídico se denomina Territorio Indígena Originario
Campesino y que en un proceso de mayor complejidad podría convertirse en
una Autonomía Indígena Originaria Campesina”, detalla un documento de
CIPCA y Diakonía. Su historia es anterior a las misiones franciscanas de
1.800. La relación de los originario con el territorio es de respeto y
reciprocidad con el medio ambiente.
Cambio. Un cultivo en recuperación
Vacas pastan en una parcela que antes era utilizada para sembrar arroz.
Seferino Cuentas está a cargo de devolver a esa tierra los árboles
frutales y maderables que quitaron años atrás. “Así cuidamos nuestra
casa”, asegura.
Víbora. Una piel para artesanías
Óscar Vargas (CIPCA) muestra la piel de una sicurí que los artesanos
utilizan para hacer billeteras y cinturones que venden en las ferias
locales. Ahora se capacitan en nuevas técnicas de fabricación artesanal.
Moda. Los telares se llenan de color
Artesanas de Hilarte se capacitan en tendencias de colores para
elaborar nuevos modelos de bolsas y mochilas. El tejido artesanal y
familiar es el pilar.
Necesidad. Agua de pozo en parcelas
El agua potable no llega a las comunidades de Laguna Corazón Sur. Los
habitantes tienen que invertir en la perforación de pozos de agua. No
tienen otra opción.
Visión. El bosque se repoblará
Benigno Chávez decidió devolver al bosque árboles maderables como la
mara. Muestra plantines de la madera preciosa y de árboles frutales
para los sistemas agroforestales.
Vida. Cuidan el cacao silvestre
Octavio Yaquirena muestra el fruto del cacao en pleno bosque donde sólo
habitan los animales. A dos horas de camino hay una laguna donde viven
los lagartos.
SS. Publicado en El Financiero 14/4/2013
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